Una elección con puentes de vida

Las elecciones en medio de una marea de obras públicas en el distrito ponen de manifiesto un panorama que refresca a las claras una mirada sobre la política. Avanzamos hacia un nuevo tiempo con un proyecto colectivo, y eso esta claro en cada una de las iniciativas que se reencuentran con vecinos dispuestos a trabajar colectivamente. 

Las obras públicas no solamente crean nuevos puestos de trabajo, también reflejan, por su distribución, por la calidad de las mismas y por la impronta, una clara disposición de terminar con las diferencias entre el centro del distrito y las periferias. Históricamente hemos asistido a administraciones que llevan la crisis del modelo distributivo a su máxima expresión, pero hace un tiempo, esa situación ha cambiado.

Esta administración que ya no es nueva, pone de manifiesto una decisión consciente de avanzar en una estrategia colectiva y equitativa, en resolver las diferencias entre quienes poco tienen y quienes han podido acumular por demás. En medio de un sistema que cruje, el pensamiento colectivo que nos dejó como enseñanza de la pandemia, salta cualitativamente y hace su aparición, pero de manera planificada y pensada. 

En ese punto, se hace indispensable pensar en el tiempo que viene, que, aunque es un tiempo que aprieta y complejiza en términos económicos y de pobreza, también se asume como un tiempo para pensar que la salida es colectiva y que ese es el camino que emprendió Almirante Brown para garantizar la felicidad de sus vecinos. Por eso, es que creemos que acompañar este proyecto colectivo, nacional y popular es la posibilidad de repensar estrategias de salida de la crisis estructural en la que hace décadas estamos sumergidos. 

No se resuelven las crisis pidiendo lo que no podemos devolver, se resuelven generando estrategias colectivas de reactivación y de servicios que enamoren con una política visiblemente inclusiva. Ratificar estos proyectos, profundizando estas estrategias productivas y generando alternativas a las situaciones complejas que nos tocan vivir.

El domingo tenemos una cita irrenunciable con una democracia que nos costó tanto dolor construir, sostener y que lleva más de 40 años ininterrumpida, pero también tenemos una cita con nuestra propia conciencia colectiva para ratificar un proyecto del que fuimos parte y que nos invitó a volver a soñar que un mundo diferente y más feliz, es posible.