Porqué ratificar proyectos colectivos

 

Como ya hemos avanzado en varias editoriales anteriores, el incentivo a la producción nacional es una de claves fundamentales para la salida de la crisis. Por eso, el crecimiento de la industria apunta nuevamente a pensar en un país productivo y pujante, que finalmente levante cabeza, después de años de endeudamiento y del freno que significó la pandemia. 

Por supuesto, no se sale de un día para el otro. Pero avanzar en un país productivo, en crecimiento de su PBI y con desarrollo territorial, es fundamental, abaratando los costos del mercado interno, para generar alternativas viables a largo plazo. La consigna es bajar los costos operativos, de los productos, de los alimentos, de la vida de nuestros vecinos. 

Para ello, un plan preciso es el dragado del canal de Magdalena. No porque permita más exportaciones o la salida del país de más cantidad de materia prima, sino porque permita un consumo interno fluvial que disminuya los costos reales de la cadena de valor de la industria alimentaria, reemplazando el transporte terrestre a gran escala. Acompañado por un plan de creación de astilleros, en la Patagonia, incluso podría pensarse en una nueva mirada sobre la devastada Marian Mercante de nuestro país. 

No se trata de hechos aislados. Para poner en funcionamiento tecnología de avanzada que nutra al país de nuevas herramientas, hace falta una formación constante, conocimiento técnico en Universidades Nacionales que permitan que todos los ciudadanos tengan el mismo acceso a la educación y posibilidades de emprender el camino del conocimiento. Porque el conocimiento también es poder. 

Otra de las claves para el desarrollo de esta nueva política es la descentralización de las ciudades, que se mostró tan necesaria en los últimos años de pandemia. Pero para ello, se necesitan nuevas alternativas de construcción y de urbanización, realizables. Explorar estas nuevas posibilidades, abaratar costos manteniendo la calidad, es un desafío para un nuevo tiempo, como lo es acrecentar la presencia de los Estados en los parajes menos poblados. 

Los desafíos, aportan posibilidades tangibles. Poner manos a la obra, requiere también ratificar proyectos que nos han ayudado a salir de situaciones complejas y abordar miradas innovadoras, bajo la posibilidad de seguir avanzando como hasta ahora en un proyecto común.