Lo que queda al paso de la pandemia

 

Mientras avanza la pandemia en la región del AMBA, y se intensifican los controles para evitar la circulación del virus, la provincia apela a la necesidad de aunar esfuerzos entre las organizaciones de los territorios del gran Buenos Aires, para aplicar el programa Detectar en cada uno de los rincones del conurbano bonaerense. 

Como ya lo expresamos desde La Urbe, no hay que desestimar la participación de los vecinos en cada una de las instancias de esta nueva situación que, desconocida para todos hasta el 20 de marzo, nos interpela y nos pide que entre todos y todas aportemos a la solución de los problemas que son urgentes e importantes. 

No solamente se trata de garantizar el cumplimiento del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, sino también aportar a la posibilidad de estrechar lazos entre nosotros garantizando el cuidado de los adultos mayores, ofreciéndose como voluntarios para resolver las situaciones de la pandemia, y canalizando las nuevas realidades que surgen de una futura nueva normalidad que seguramente también va a requerir adaptación. 

Nadie se salva solo, el secreto es entender que existe una necesidad de congregarnos desde el aporte solidario, generando nuevas conexiones que permitan enfrentar las nuevas realidades desde las reacciones y las interacciones colectivas. Esta situación de desesperanza ante la impotencia de la enfermedad de nuestros seres queridos y de encierro va a pasar, y dejará una enseñanza a su camino: aferrarnos a la satisfacción de las necesidades y entender que el consumo no es una necesidad sino una elección prescindible. 

El colectivo solidario es el que tiene la responsabilidad de democratizar la producción nacional, de ofrecer nuevas alternativas a la salida de una crisis que va a profundizarse pero que establece nuevo parámetros para nuevos tipos de sociedades donde la distribución de la riqueza sea el desafío de una nación más justa y soberana.