Recomponer el Estado: “La deuda es con el pueblo”

 

La difícil tarea de recomponer el Estado lleva tiempo, paciencia y mucha predisposición. Lo cierto es que las grietas que quedaron tanto en el Estado Nacional como el provincial y algunos distritos municipales, no son tarea fácil de levantar en estos tiempos. 

No se trata solamente de la deuda nacional, que bastantes dolores de cabeza le genera al gobierno, tanto la provincia de Buenos Aires, como algunos distritos del Conurbano Bonaerense también tienen la responsabilidad de afrontar deudas que de pagarse vaciarían la posibilidad de recomponer los territorios. 

En tal sentido, el presidente Alberto Fernández, marcó el rumbo: “La principal deuda es con el pueblo”, despejó fantasmas sobre la política del gobierno que estaba empezando a poner en alerta a algunos sectores de la sociedad, y se puso de la mano de los miles y miles de argentinos que colmaron las calles para recibir al Fondo Monetario Internacional (FMI) con un claro mensaje. Primero está la sociedad argentina.   

Pero, qué significa que primero esté el pueblo. En líneas generales, el gobierno plantea que sin una reactivación económica que ponga en marcha nuevamente al país y una solución para el hambre de los sectores más postergados, se hace difícil, sino imposible pensar en el pago de la deuda externa. 

La crisis económica planteada por el modelo “Cambiemos”, enfrió la economía y paralizó la producción de las PyMES de tal manera que la inflación sumada a la recesión llevó a un coctel explosivo que dejó casi sin recursos al Estado. En tal sentido el mensaje es claro: la principal deuda es con el pueblo: esto quiere decir que si bien hay una voluntad de pagar, lo cierto es que quien veía la economía en ese proceso y permitía que sucediera incluso prestándole más, se convertía en cómplice de una situación que cada vez más se acercaba al barranco. 

La guerra contra el hambre, es la pelea contra la pobreza estructural que se ha convertido en tal por la falta de atención a los sectores más populares y por la falta de garantías por parte del Estado a la salud, a la educación, a una vida digna. Una ardua tarea, pero salir de un modelo que agobia y plantear una nueva alternativa ya es un paso adelante.