La crisis política y achicamiento del Estado

En medio de la crisis política sin precedentes que está viviendo la coalición “Cambiemos”, se sucedieron varios cambios esta semana: reducción de Ministerios y estructuras, baja de cargos de algunos funcionarios, más achicamiento del Estado y una economía atada a un dólar imparable que por momentos se escapa o se estanca, pero nunca reduce su valor.

Lo cierto es que  el gobierno tuve que reconocer entre líneas, y en medio del anuncio de nuevas medidas económicas que la crisis está arrasando con las instituciones del Estado, que el mercado esta última semana perdió la confianza en país, y que no se puede (como lo veían todos los ciudadanos, menos los funcionarios), cumplir las exigencias del Fondo Monetario (FMI).

Paradójicamente, cuanto más necesitan los argentinos el funcionamiento de las instituciones, los ministerios que bajan de categoría a secretarías son los que más asisten a la población. Educación, Salud, Ciencia y Tecnología, Agroindustria, por citar algunos ejemplos, son carteras que ven degradado su funcionamiento, y aunque pudiéramos pensar  en un problema de nombres, la realidad indica otra cosa: los presupuestos de las secretarías, no son iguales a los presupuestos de los Ministerios.

Por otra parte, la reducción de la Cartera de Trabajo es un claro indicador del mensaje que se quiere dar para abajo a los trabajadores: el país se rige por las reglas del mercado y no por las reglas de la política.

Otra de las cuestiones más preocupantes, es que por la escalada última que pegó el dólar nuevamente aparecieron los temidos aumentos de precios: la nafta en algunos lugares del interior llegar a los 45 pesos en su versión Super, y a los 40 en Capital Federal; los transportes volvieron a pegar un salto: el colectivo en el orden de un 9.5 por ciento, y el tren en el orden de un 10 por ciento, y eso posteriormente se trasladó a algunos productos de la canasta básica de alimentos. A mediados de la semana pasada, además, algunos supermercados decidieron cerrar sus puertas porque no sabían a que precio de reposición deberían poner sus productos.

Pareciera que tanto el presidente Mauricio Macri, como el Ministro de Hacienda que habló después de su discurso grabado, no pudieran aceptar que  el rumbo económico, conducen al país a un barranco: con una proyección inflacionaria del 42 por ciento y una caída del PBI del 2.4 por ciento, nos espera un fin de año, sin mucho que festejar.