El hambre en su peor expresión

La economía no da tregua, la caída de la imagen del Gobierno, tanto nacional como de la provincia de Buenos Aires, preocupa en los más altos niveles de Cambiemos, la economía muestra su peor y escurre las posibilidades de salida como el agua entre los dedos.

La incertidumbre cambiaria, la inestabilidad institucional generan un nuevo reto: cómo se llega a 2019. Con el fantasma del FMI de fondo, se generan grandes interrogantes: ¿Hasta dónde es viable un nuevo ajuste?, ¿Cómo se mantiene la independencia política con una nueva injerencia del Fondo Monetario?, ¿Cuándo se detienen los mercados?, ¿Qué capacidad de gobernabilidad tiene el país?

La inestabilidad económica de la Argentina preocupa, pero no sólo a la clase política, sino al ciudadano medio que ya no sabe con qué precios se va a encontrar el mes que viene en supermercado, cuánto necesita ganar para vivir, o para sostener una familia. Los valores de la inflación del mes de abril rondan en datos del INDEC en un 2.7 por ciento, principalmente impulsado por las tarifas de gas, de agua, transportes; servicios esenciales que no pueden dejar de usarse. Con estos nuevos datos, la inflación cuatrimestral ronda los 9.4 puntos, y entendiendo una prolongación con la actividad del dólar y la devaluación de la moneda, estaremos asistiendo a un 3 por ciento aproximadamente para mayo de este año.

Con estos números, los aumentos paritarios que alcanzaron los gremios para los trabajadores (que rondan en el 15 por ciento), estarían licuados para la primera mitad del año.

Los números parecen fríos, pero se traducen en una realidad: lo cierto es que la plata no alcanza, y que mientras todos estamos aterrados mirando al sistema financiero argentino que se va derrumbando en la medida que vencen los bonos Lebacs y aumenta el dólar, el BCRA hace enormes esfuerzos para que no explote o implosione la economía y las organizaciones sociales nutridas de los que menos tienen dicen “acá estamos, somos nosotros los que tenemos que venir a hacer una olla popular frente al Banco Central para mostrarles que mientras se ocupan del dólar, nosotros no comemos”.