El silencio de la información

Mucho se habló esta semana del cerco mediático. Lo cierto que es existe, que en otros momentos no se hablaba del tema y que hoy es un manto negro que recubre a gran parte de los ciudadanos que todos los días llegan a sus casas y encienden el televisor para ver o intentar visibilizar algo de lo que pasó en el mundo.
Quienes estudiamos la comunicación lo tenemos claro: No existe la objetividad informativa. Por cada segundo que se muestra, hay cientos de imágenes que se descartan; y por cada palabra que dice hay alguna mirada informativa que se calla. Pero cuando una realidad se utiliza deliberadamente para ocultar otra, estamos en presencia o al borde de una “mentira informativa”.
Este último “fenómeno”, es quizás el más recurrente en la era actual y a la vez el más preocupante. Mariela de Los Hornos,  decía en el ferrocarril a las 15.00 horas: “nadie hablaba de las inundaciones de la ciudad de La Plata, o de Berazategui; porque estaban pasando la tragedia del Huracán Irma”, entendiendo que a lo mejor de todo ese vagón era la única que, como lo había vivido en cuerpo y carne, lo sabía.
Esta semana el tema a la orden del día fue la toma de los colegios secundarios de la Capital Federal. Pero lo cierto es que nuevamente hay un tema mucho más complejo que por debajo del hecho en sí, categórico o no de los alumnos, subyace y nos hace parar el permanente giro de la ruleta. Una nueva reforma educativa se alza sobre nuestros hombros, amenazando a los docentes, pero fundamentalmente a los chicos, y a la educación pública. Así como la reforma que se propone del sistema de Salud, deja cientos de preguntas abiertas, que merecen una respuesta.
Uno de los primeros interrogantes tiene que ver con el silencio. Porqué a oscuras, porqué en silencio, porqué sin decir una palabra, porqué negando que existía, quién la está trabajando. Cómo es que hace un año y medio que se viene la reforma, que la misma Ministra negó. Cómo es que hay un grupo de “notables” que tienen en sus manos el futuro de millones de chicos y el trabajo de miles de docentes que los forman, y que por otra parte, no conocen ni el espíritu y las consecuencias de la misma.
Les estarán diciendo que van a modificar el Convenio Colectivo de Trabajo que es el Estatuto docente, que les van a reducir la carga horaria con horas titulares. Estarán enterados de que la Ministra dijo públicamente que van a tener que reformar leyes que regulan el ejercicio profesional de los docentes para aplicar la reforma, que prevé la eliminación del 70 por ciento de las horas titulares.
Quien no tiene la información no puede pensarla, criticarla para mejorarla o evaluar siquiera su implementación.
Según el gobierno, la reforma plantea una seria mejora en la educación, pero quitan materias y ponen áreas como en la primera, y resuelven que el 70 por ciento de cada materia van a tener que aprenderlas solos en la casa como puedan, sin tutor y sin docente. Intentan explicar que la inserción laboral es necesaria, y estamos de acuerdo, pero ponen a trabajar a los chicos gratis durante un año quitándole la fuente de trabajo a un trabajador contratado. Una reforma para bien… entendemos que en políticas públicas, es otra cosa.