La CIDH respaldó a los organismos de derechos humanos

La CIDH escuchó a los organismos de derechos humanos, que le reclamaron al Estado la regresión discursiva y de políticas públicas. Claudio Avruj dijo que eran “falsas y distorsionadas afirmaciones teñidas de prejuicios y sostenidas en intereses partidarios”.

“Es un momento de muy fuerte emoción, quizá uno de los momentos más fuertes en mis cuatro años como comisionado”, expresó el brasileño Paulo Vannuchi, encargado de la Unidad sobre Memoria, Verdad y Justicia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Esta institución agradece el honor de estar con personas, Abuelas, Madres, militantes, tan importantes en la historia de los derechos humanos de nuestra América, por su trabajo, por lo que ha significad para el pueblo con una presencia muy fuerte del Estado argentino”. Ese inesperado y contundente pronunciamiento la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se oyó en audiencia pública celebrada ayer en Montevideo en el marco del 165 periodo de sus sesiones ordinarias. Acaba de terminar parte de la presentación del caso argentino llevado a la audiencia por trece organismos de derechos humanos que le reclamaron al Estado la regresión discursiva y de políticas públicas en el proceso de memoria, verdad y justicia. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, encontró en aquellas palabra un “aliento del alma”. La contraparte argentina estuvo representada por el secretario de derechos humanos, Claudio Avruj, anclado en un diálogo imposible y recargado que volvió a encuadrar el diagnóstico en “falsas afirmaciones fundadas en prejuicios basados en intereses partidarios”. Cuando las dos partes concluyeron el primer tramo de intervenciones a sala llena y cuando sólo se esperaban preguntas de los comisionados, los integrantes de la organización de la OEA sorprendieron con el reconocimiento a la lucha de los organismos y una dura exhortación al Estado argentino a buscar un mecanismo de diálogo que no cuestione los acuerdos básicos del pacto democrático.

“También en Alemania siempre hay presiones para alguna regresión y la democracia de Alemania no transgrede: el holocausto de Alemania fue lo que fue –expresó Vannuchi—, el nazismo fue lo que fue. Y el terror de Estado de Argentina fue lo que fue y debe existir ese nuevo consenso en la nueva Argentina democrática”, dijo. “En ese sentido solo me cabe un pedido al Estado argentino -dijo– que de hecho siga en una posición que fue simbolizada por un hecho importante el 24 de marzo del año pasado cuando el presidente Mauricio Macri llevó a Barack Obama al Parque de la Memoria. Eso tenia un fuerte significado. Que el tema no es de derecha o de izquierda, sino de Estado. Pero la foto muy bella es una foto que obliga, que crea compromisos: los compromisos se merecen que el gobierno busque mecanismos de diálogo desde sus autoridades. Y claro, en las democracias seguirán siempre los desacuerdos, las cifras, los números, pero dentro de un pacto fundamental en el que Argentina era la referencia”. En esa sintonía, con una la sala que aplaudió efusiva, se oyó enseguida al presidente de la CIDH, el peruano Francisco Eguiguren, relator para los casos de Argentina en un continuado de intervenciones que parecían adelantar en el tono urgente del vivo aquello que en otras ocasiones hubiesen dejado en manos de los comunicados. “Quiero reafirmar que la posición institucional de la CIDH, la lealtad con su historia está claramente vinculada la lucha por la verdad, la justicia y la memoria, no a la impunidad”, dijo Eguiguren. “Hay temas que son verdad histórica: la dictadura, las desapariciones, los crímenes de lesa humanidad. La comisión está comprometida con eso y en eso seguirá siempre. No importa quienes estemos en ella”. El presidente de la CIDH reiteró la preocupación de la Comisión por el fallo en el caso Muiña del 2 x 1 y la interpretación de la Corte Suprema en el caso de Fontevecchia y D’Amico, que implica el desconocimiento de los fallos de la Corte Interamericana, y que se sigue tramitando ante ese organismo.