La libertad en tiempos de democracia

El fantasma aparece nuevamente a pocos días de las elecciones partidarias que forman el estandarte de la democracia en la República Argentina. Santiago Maldonado tenía 28 años y residía en El Bolsón desde hacía tres meses, era artesano y realizaba tatuajes en una feria. Además acompañaba solidariamente el reclamo por las tierras de los pueblos originarios.

Según la comunidad mapuche, Santiago desapareció durante de un operativo de la Gendarmería Nacional que desalojó un sector de la Estancia Leleque, en Chubut, a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia. A partir de allí versiones cruzadas nos invitan a pensar diferentes escenarios. Desde ese momento el país entero, vuelve a estar en el ojo de la tormenta internacional.

“El primer desaparecido de la era Macri”, gritan algunos en las marchas que exigen la aparición con vida del joven oriundo de 25 de Mayo, y el fantasma del terror vuelve a cernirse como los ojos de quienes escucharon cientos de veces las palabras “aparición con vida”, “represión” y “muerte”.

Es difícil hacer un análisis que no esté teñido de pasado, a pesar de que las circunstancias presentes hoy son distintas. Desde La Urbe, siempre pensamos que vivir en democracia es la mejor manera de vivir, pero hoy nos asalta por sorpresa una pregunta ¿Qué es defender la democracia?.

Hay hechos concretos: Santiago no está, en medio de la represión de una protesta social desapareció, y hasta que se difundió la noticia y reaccionaron los organismos internacionales  parecía que esa “incomodidad”, no alteraba la campaña hacia la carrera de las elecciones de quienes tienen la responsabilidad de dar respuestas, de buscarlo. Los mismos organismos internacionales que continúan exigiendo la liberación de Milagros Sala, los mismos que se cuestionan (una vez más, así como nosotros), hasta dónde somos derechos, y desde qué prácticas somos humanos.

Santiago no está, y la misma sociedad que le dijo que no al 2 x 1, que no permitió que se cambiara el 24 de marzo, que gritó el nombre de cada uno de nuestros desaparecidos en otro tiempo, está exigiendo que aparezca, porque Santiago no es inexistente, y comienza el camino que transitaron otros, el de estar en nuestro corazón y nuestros pensamientos y acciones, hasta que aparezca.