Dengue: científicos creen haber resuelto el «rompecabezas» de la vacuna

Investigadores de los EEUU testean una inyección que hasta el momento tuvo un 100% de eficacia en la cura del virus transmitido por el mosquito Aedes Aegypti.

Científicos estadounidenses aseguraron haber encontrado «la pieza final del puzzle» para una vacuna contra el dengue que, al menos, será capaz de detener el brote del virus que azota gran parte de Sudamérica y que ya causó miles de millones de infecciones desde su aparición, en el Siglo XIX.

La vacuna experimental, desarrollada por el Instituto Nacional de la Salud, en Estados Unidos, fue probada en un pequeño y aleatorio análisis sobre 41 personas voluntarias sanas. Cada participante recibió una dosis de la vacuna experimental o un placebo y fueron infectados con una cantidad moderada del virus seis meses después. El resultado fue claro: los 20 voluntarios que reciberon el placebo, regresaron al centro de estudio con sarpullidos, una caída considerable de los glóbulos blancos y otros síntomas de la enfermedad, mientras que los 21 voluntarios que recibieron la vacuna no se enfermaron ni tuvieron evidencia de infección en su sangre.

Los resultados, publicados en la prestigiosa Science Transnational Medicine, fueron tan prometedores que los test de fase 3 de la vacuna ya empezaron a utilizarse en Brasil el 22 de febrero. El objetivo de esos test involucra a 17 mil adultos, adolescentes y niños que terminarán su tratamiento en 2018. En una conferencia brindada a los periodistas en la última semana, los investigadores -que suelen ser extremadamente cautos respecto a las limitaciones y las salvedades- se mostraron muy optimistas respecto al éxito de la vacuna.

«Sabiendo lo que sabemos hasta el momento sobre esta vacuna, estamos confiados en que va a funcionar», explicó Anna P. Durbin, profesora asociada de la Escuela de Salud Pública Hopkins Bloomberg, quien lideró el estudio.

Su colega, Beth Kirkpatrick, profesora de medicina de la Universidad de Vermont, quien además participó en las pruebas, detalló que «los resultados de este trabajo fueron concretos y muy esperanzadores. La letra chica nos dice que la vacuna parece tener un 100 por ciento de eficacia».

Esperanza ante el Zika

Los prometedores resultados también significaron un estímulo para el desarrollo de la vacuna contra el virus zika. Es que el Zika y el dengue pertenecen a la misma familia de virus. Los directores del centro de investigación se mostraron ilusionados con acortar los tiempos en el desarrollo de la vacuna contra el Zika, gracias a la base de su trabajo actual contra el dengue.

Equipos de investigadores tanto del gobierno estadounidense como de la industria estuvieron trabajando durante casi 100 años para producir una vacuna contra enfermedades transmitidas por un mosquito. El brote del dengue representa a una de las enfermedades infecciosas más contagiosas del mundo, ya que la padecen unas 400 millones de personas por año. Si bien la mayoría de los contagiados desarrolla algunos síntomas relativamente leves, dos millones de los contagiados padecen la versión más peligrosa del virus y unas 25 mil mueren por esa enfermedad.

Durante su evolución, el dengue fue una enfermedad particularmente difícil de tratar por las características únicas del patógeno. Existen cuatro tipos de cepa en el mundo y los anticuerpos para cada cepa interactúan entre ellos de tal modo que, si la vacuna no logra la protección de todas las cepas en simultáneo, podrían volverse en algo contraproducente y poner en riesgo al paciente de sufrir una enfermedad grave, si se exponen a alguno de los otros tipos de cepa. En el peor escenario, aquellos que recibieron la vacuna equivocada, pueden sufrir un shock hemorrágico, el cual está caracterizado por una hemorragia, un bajo número de plaquetas blancas, pérdida de plasma sanguíneo y luego, la muerte.

 

Investigación clave

Investigaciones como la llevada a cabo por el Instituto Nacional de la Salud representan para los científicos un modo extremadamente efectivo para determinar si la vacuna realmente funciona, pero rara vez se llevan a cabo por el dilema ético que significa exponer a voluntarios a un virus de esa magnitud. Steve Whitehead, científico del Instituto National de Alergias y Enfermedades Infecciosas y co-autor del estudio, dijo que esos experimentos fueron utilizados en el pasado ante la malaria, cólera, norovirus, gripe y otras enfermedades «para las cuales es realmente urgente moverse con rapidez en el campo de la investigación».

Whitehead y su grupo de investigadores afirmaron que, en el caso del dengue, el análisis se justificaba porque ellos sabían de antemano que la vacuna parecía ser efectiva para prevenir los tipos 1, 3 y 4 del virus pero faltaba un poco de aprendizaje en el impacto del tipo 2. Es importante saber cuándo dar el paso adelante, ya que los tratamientos a larga escala como este requieren de un trabajo que puede durar de tres a diez años y costar decenas de millones de dólares.

Los especialistas agregaron que este tipo de análisis puede ser muy útil para tratar el Zika, ya que todavía no se conocen aspectos básicos del virus, como el período que permanece éste en la sangre de un humano. «Vemos el modelo del desafío del Zika como algo muy beneficioso y no sólo por el desarrollo de la vacuna», dijo Durbin. «sino también para aprender más sobre el virus en sí mismo», agregó.