El costo del arrepentimiento
Reconocer errores es un acto de humildad y aprender de esos errores es un acto de grandeza, pero cuando las equivocaciones llevan de la mano las necesidades de la gente y exponen a quienes menos tienen a la exclusión y a la miseria, se convierten en actos de insensibilidad visibles, que no preservan la condición humana.
La movilidad del 24 de marzo, el decreto modificatorio de las ART, el escandaloso aumento de tarifas, la oscura versión sobre la soberanía de las Islas Malvinas, el fantasma de la posible privatización de Aerolíneas Argentinas, choca contra el vergonzoso intento de implementar el 2 x 1 en las penas a los genocidas, la ola interminable de despidos que ni bien asumió el gobierno de Cambiemos bañó el Estado Nacional, Provincial y Municipal de bronca y desesperación así como al sector privado, y los descuentos a los trabajadores por ejercer sus legítimos derechos.
Si pasa…. Pasa. Esa es la política de Cambiemos, y en medio de los discursos desteñidos que admiten errores y malas interpretaciones producidas por la inexperiencia, la clase trabajadora sigue pagando las consecuencias del “costo del arrepentimiento”.
Así es cómo los hijos y nietos de desaparecidos vuelven a sentir el terror de imaginar a los verdugos de miles de familias caminando impunemente por las calles; cómo la desesperación de los trabajadores que van al cajero y encuentran las cajas de ahorro vacías por reclamar lo que les pertenece, se sigue cobrando vidas; así nos cruzamos con la mirada vacía de quienes mientras el gobierno “evaluaba” si merecían seguir trabajando, buscaban que poner en el plato de comida de su casa porque ya se habían quedado en la calle.
La insensibilidad muestra su cara más cruda. Todas las veces que Cambiemos dio marcha atrás a alguna de sus políticas lo hizo por un motivo claro: ya no por la comprensión clara de las consecuencias que se vivirían en la sociedad en su conjunto, sino por la crítica de sus propios colaboradores que amenazaba con romper la alianza que, tan difícilmente, se mantiene de cara a las elecciones. Y en el medio, la gente.
En materia económica los resultados no son diferentes: Lo que para ellos es Recurso Humano, para nosotros son personas de carne y hueso, que componen la clase trabajadora; lo que para ellos genera un gasto deficitario, para nosotros es un derecho que en la gran mayoría de las veces es vulnerado por el sistema y que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar.
Hay errores que dejan marcas, visibles, tangibles y en política, que muestran un camino por el cual se cimientan las bases de los objetivos. Si pasa… pasa. Nuestra responsabilidad es no dejarlo pasar.