Tarifazos, más pobreza y pérdida de poder adquisitivo
Lejos de la pobreza cero, que quedó perdida en el tiempo en aquella primera campaña política que llevó a la alianza “cambiemos” al poder, cada vez más nuevos pobres aparecen al tiempo que suben los índices de inflación, los sueldos alcanzan menos, y los tarifazos no permiten a los vecinos llegar a fin de mes.
La cuenta es fácil, entra casi lo mismo, pero vivir cuesta considerablemente más y la situación no ha mejorado. Los aumentos en la nafta, pareciera que simplemente afectan a los vehículos particulares, pero lo cierto es que ese dato, combinado con la suba del dólar, graba precios superiores incluso en los alimentos que utilizan transporte terrestre para llegar a las zonas más recónditas del país. Se trata de un espiral, y Cambiemos no está pudiendo salir ileso.
La inflación sigue su escalada, y aquel diez por ciento pronosticado por el gobierno en un primer momento para este año, no solamente se transformó en un 15 para en medio día convertirse al 17 o más por ciento, sino también enemistó incluso al presidente del banco Central, Federico Sturzenegger, a quien por no estar de acuerdo con la política económica de Cambiemos por “entender que nos lleva a un abismo”, ya se le ha pedido la renuncia a la cual se negó.
La política económica no tiene rumbo. La desocupación crece, y la desesperación también, el descontento social y las manifestaciones sociales son evidentes y aparecen todos los días pese al cerco mediático nacional al que están sometidos los vecinos. La Ley previsional, tan resistida y que le costó políticamente tanto al gobierno, ha dejado a millones de abuelos en la pobreza, y los despidos de los trabajadores activos, a miles de familias en la calle.
El sector privado, sobrevive como puede: las fábricas cierran, los tarifazos no pueden pagarse, y finalmente los servicios, han aumentado en forma exponencial, no pueden pagarse, e incluso no funcionan. Hoy cientos de familias no tienen luz y el gobierno mira para un costado.
Con este esquema de pobreza, el gobierno da manotazos de ahogado, gobierna por decreto e impone aquellas cosas que a pesar del triunfo de las elecciones nacionales, no puede sacar por consenso del congreso y conllevan un costo político que ya no están dispuestos a pagar. Con una Argentina en caos, convulsionada y compleja, quedan dos años largos de gobierno, que todavía son una incertidumbre en la sociedad.