Las orquestas infantiles y juveniles, nuevas víctimas del “ajuste a la casta”

Despidos por correo electrónico, recortes presupuestarios y una carta abierta de Marta Argerich exponen los estragos del ajuste en las orquestas infantiles y juveniles. La Nueva Mañana habló con Rolando Goldman sobre el impacto en La Serranita.

En una noche fría de marzo, docentes del Programa Social de Orquestas Infantiles y Juveniles recibieron la noticia de su despido por correo electrónico, sumando a la incertidumbre que rodea a este programa dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación. Rolando Goldman, impulsor de las orquestas, y Marta Argerich, con una carta abierta, denuncian los recortes y su impacto en la música.

Convocado por la Secretaría de Cultura en 2004, Rolando Goldman dio vida a un programa público de orquestas infantiles y juveniles que ha florecido en toda Argentina. Este programa, con una identidad inclusiva y arraigo comunitario, ha sido vital para muchas comunidades durante dos décadas.

Goldman destaca la esencia del programa, que no solo enseña música, sino que promueve la identidad y la inclusión, incorporando una amplia gama de instrumentos y géneros musicales. Durante el gobierno anterior, el programa se mantuvo, pero fue bajo la gestión de Alberto Fernández que resurgió y se expandió.

Sin embargo, con el cambio de administración, los despidos sorpresivos han dejado a muchos profesionales sin trabajo y han generado incertidumbre en las comunidades que dependen de estas orquestas. La carta abierta de Marta Argerich subraya la importancia de estos programas para el futuro musical de los jóvenes argentinos y la necesidad de preservarlos.

Entrevistas con coordinadores de orquestas en comunidades como La Serranita evidencian el impacto directo de estos recortes en la vida diaria de los niños y las familias. La música no solo es una actividad extracurricular, sino un vínculo comunitario vital en áreas marginadas.

A pesar de los desafíos, Goldman y otros defensores de las orquestas se mantienen firmes en su compromiso de preservar estos programas. La música no solo es una forma de arte, sino un derecho y una herramienta para el desarrollo humano. El futuro de las orquestas infantiles y juveniles depende de la voluntad política de mantener el apoyo del Estado y de la comunidad en su conjunto.