El voto a la reconstrucción

En medio de la reactivación y de la reconstrucción de la provincia y del país, llegan las elecciones. Nuevamente vamos a las urnas, pero con un voto de esperanza, luego de dos años complejos, de angustia, de muerte y de una situación que por inesperada, nos ganó en tristeza e impotencia. Pero no nos quedamos, no fuimos impotentes, el país no colapsó, quizás y como el resto del mundo que nos rodea, quedó un poco herido, pero con todas las ganas de seguir y de salir adelante.

Así llegamos a este momento, en una situación en la que poco a poco, vamos volviendo a ver la luz en el final del túnel, pero necesitamos hacerlo codo a codo, y no… como dirían en la jerga de la calle, a los codazos. La pandemia no quedó atrás, con mirar la radiografía del mundo basta para saber, que en los lugares que las puertas de las libertades individuales se han abierto indiscriminadamente, también se ha retrocedido.

Pero la vacunación avanza, y en nuestro país, que hoy se ha convertido en un modelo mundial, podemos decir que de poco pero a paso firme, vamos avanzando, no solamente hacia una recomposición en términos sociales sino también económicos. La reactivación de la mano de la producción nacional y de la democratización y la regionalización de la producción, vine en camino. Pero ahora también, es importante no confundirse.

Parece que después de la pandemia, todo ha quedado lejos: el endeudamiento, la recesión, la falta de trabajo y de poder adquisitivo en las calles, la pobreza… no son de ahora. La pandemia demostró que necesitamos un Estado fuerte y soberano, pero nos encontró con un Estado pequeño, devaluado incluso desde la mirada de nuestras instituciones, colonizado nuevamente por una deuda usurera. Y eso, no creció solo.

Esta vez no podemos mirar para el costado. Mirar a la pandemia de frente, es decirle al vecino que sabemos de dónde venimos en estos últimos dos años, que salimos a flote a pesar de que cada vez en el mundo hubo más agua capaz de ahogarnos, pero también que estamos convencidos de a dónde no queremos volver. Reconstruir nuestro país no es tarea de quienes sin escrúpulos lo vendieron nuevamente a acreedores extranjeros.