La responsabilidad compartida

 

Entramos en una etapa donde se hace importante el accionar de cada uno de los vecinos. Lo cierto es que es tan importante la salud, como la economía, es cierto. Pero también, en rigor de verdad de nada sirve una economía funcionando sobre la base de cientos de muertos, como ha ocurrido en otros países. Entonces qué hacer, cómo resolver esta presunta contradicción que en realidad no es más que las dos caras de una misma moneda. 

Con una pandemia concentrada en la Región del AMBA (Capital  Federal y Conurbano Bonaerense, fundamentalmente), el país se ha divido en dos, entre los lugares o áreas que hoy ya hace días no cuentan con casos, o que lograron duplicar sus casos de COVID-19 en más de 25 días, y la región más castigada por la pandemia, que es la región metropolitana. 

Atrasados en tiempos de solución desde la región metropolitana, lo cierto es que también esta pandemia no es más que el fiel reflejo de lo que pasa en estas regiones hace años: los barrios más humildes muestran su imposibilidad de hacer una cuarentena en base a las condiciones de hacinamiento que viven hace años sus vecinos. 

El peor temor ha llegado a hacerse realidad, dentro de la Ciudad de Buenos Aires las condiciones de algunos barrios vuelven imposible la cuarentena y por lo tanto le se le da entrada al virus con mayor facilidad. A eso se le suma, la falta de agua de los últimos días en el Barrio 31 y el 1-11-14, dos lugares de donde gran parte de la población tiene posibilidades de estar infectada. 

Ante esto, y la necesidad de resolver el problema de la economía doméstica de cientos de miles de familias solo queda una cosa por hacer: entender que a la pandemia, solamente la podemos derrotar con disciplina, con medidas de seguridad y con el compromiso como sociedad de garantizar no solamente nuestra propia salud, sino también la salud del otro. 

Por ello, es que desde La Urbe, conforme se permite la apertura muy medida de nuevos rubros de la economía, apelamos a la conciencia de los vecinos, a la solidaridad y a las buenas prácticas. Nos ponemos el barbijo y dejamos los abrazos, los besos y todo nuestro cariño para después. Porque sabemos que, si todos somos responsables, entonces va a haber u después que finalmente nos permita salir de esta situación tan compleja.