La doble pandemia
Hablar de Coronavirus, es una costumbre para nosotros ya todas las mañanas, las tardes y las noches. Casos confirmados, casos descartados, situación en las provincias, aislamiento obligatorio.
Lo que hace unos días se puso de manifiesto, mediante la cuarentena que se extenderá en principio hasta el 13 de abril, son las consecuencias que se generan con el aislamiento obligatorio y que complican las relaciones humanas entre varones y mujeres.
La figura de Femicidio, que miles de organizaciones y mujeres independientes denuncian todos los días, es una sombra macabra que se alza sobre la sociedad poniendo de relieve denuncias que no son nuevas, pero que cobran especial significado: el hogar que debiera ser un lugar de refugio para la pandemia, para miles y miles de mujeres es un lugar de peligro, incluso de mayor peligro que la vía pública.
El ruidazo que desde las organizaciones feministas se hizo escuchar el lunes a las 18.00, no fue casualidad, cada vez más mujeres aparecen asesinadas, los 12 femicidios en 12 días, son solo una muestra más de la realidad. Según los analistas internacionales, el 64 por ciento de los asesinatos se efectúan en los hogares, o en las viviendas que las víctimas comparten con sus parejas. Además, en más del 60 por ciento de los casos el agresor es la persona con quien la víctima comparte un vínculo de pareja.
Por otro lado, el refuerzo de la línea 144 la posibilidad de usar para estas denuncias el 911, o la implementación del barbijo rojo en las farmacias, apuntan a resolver situaciones que complican la cuarentena. La mayoría de las mujeres no pueden salir a hacer una denuncia y se encuentran encerradas con su agresor. El arduo trabajo que afronta el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, es una tarea que apunta fundamentalmente a resolver que ese aislamiento obligatorio para las mujeres en situación de violencia, sea lo más seguro posible.
Lo cierto es que esta situación pone de manifiesto, la necesidad de tomar la relación entre hombres, mujeres y géneros diferentes, o diversos como una problemática cultural, social, ideológica y política, que nos permita avanzar hacia una sociedad igualitaria y por supuesto, mucho menos violenta, donde ser mujeres no sea motivo o instrumento de dominación.