La memoria activa de nuestro pueblo

 

Un nuevo 24 de marzo asoma en el calendario, uno en el que ya no tenemos que aclarar que fueron 30 mil o más porque quedó claro. Pero que nuevamente, aún con menos restricciones nos confina a no colmar las calles, a seguirnos cuidando y a guardar distancia entre nosotros, cuando lo que queremos es abrazarnos, que nos asalten las lágrimas y que nos convirtamos en un nuevo y solo puño para seguir en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.

Que tengamos que guardar distancia no quiere decir que la lucha se haya terminado: que no continúe ese sentimiento de necesidad luz sobre tanta oscuridad, que ese pedido a gritos de desclasificación de archivos no sea una exigencia permanente, que no sigamos diciendo NUNCA MÁS con pañuelos blancos en cada uno de los edificios y de nuestras casas.

La memoria activa es la que nos permite recordar que los procesos permanentes de cambio tienen que garantizar no cometer los errores del pasado. Por eso, reivindicar la política de Derechos Humanos que los gobiernos nacionales y populares afianzan en la búsqueda de interpelar a la sociedad, es una tarea en la que todos avanzamos sin prisa y sin pausa y que nos permite aprehender tomando a cada paso nuevas experiencias. 

Nos falta todavía, hemos retrocedido mucho en estos últimos cuatro años, pero el camino es cuesta arriba en la recuperación de una historia que nos permite también comprender el presente mirándolo con orgullo, la sensación de saber que no nos equivocamos cuando decimos que vamos a pedir JUSTICIA y MEMORIA.

Este 24 de marzo, nuevamente cada corazón Browniano rescatará la importancia de los procesos democráticos, garantes de derechos, la necesidad de no olvidar para no volver a retroceder y de avanzar en reinventar nuestra sociedad más democrática, más libre, más igualitaria y con mucha más memoria