25 de noviembre: Ni golpes de Estado, ni golpes a las mujeres
Miles de organizaciones feministas se manifestaron nuevamente este 25 de noviembre nuevamente renovando sus fuerzas en contra de la violencia y recordando el asesinato de las hermanas Mirabal que dejaron su vida en la dictadura de Trujillo. Bajo la consigna “Ni golpes de Estado, ni golpes a las mujeres”, la fecha se alza sobre una situación regional y latinoamericana muy particular.
Colectivos feministas Bolivianos, denunciando el Golpe de Estado en el país plurinacional, mujeres chilenas haciendo lo propio para romper el cerco mediático que las separa de poder reflejar la realidad de una Nación donde la tortura y la muerte se hacen carne y las violaciones y los abusos sexuales se multiplican.
Frente a ello un Brasil convulsionada por la liberación de quien fuera el líder político más importante en la región de los últimos 20 años: Lula da Silva, y Colombia ganando las calles en vías de una revolución popular que se alza para decir basta. Mujeres movilizadas en toda Latinoamérica.
La violencia que este año se ha cobrado 223 víctimas nuevas de las cuales el 42 por ciento fueron asesinadas por sus parejas y el 21 por ciento por sus ex parejas. Más del 70 por ciento de las víctimas de Femicidio, son asesinadas por conocidos o familiares dejando un atrás un tendal de víctimas que sin la muerte se obligan a vivir bajo el manto del dolor: hijos, nietos, hermanos, padres, amigos.
Pero hay un dato más revelador aún que preocupa y que muestra como saldo una clara deuda ante la sociedad: más del 40 por ciento de las víctimas había realizado por lo menos, una denuncia previa.
Según el colectivo feminista Mumala, 195 niños y niñas que se quedaron sin madres este último año, en el último mes podríamos agregar por lo menos 3 víctimas más. Lo cierto es que se trata de una problemática de Estado, que se agudiza fundamentalmente por la falta de prevención y de conciencia. Las mujeres pugnan por cambio de paradigma, social, político, ideológico y cultural, un paradigma donde la equidad sea la clave de nuevo tiempo, pero solo va a ser posible con un Estado presente y una Latinoamérica unida.