La justicia de lo injusto
La intervención de la democracia en América Latina de la cual podemos citar a Brasil por ser el caso más cercano, pero no el único. La intervención del Partido Justicialista en la Argentina, la lluvia de causas legales y políticas permanente a quienes fueron parte del poder político, no tiene más objetivo, que generar mecanismos de control social y de control de la democracia tendientes a orientar la opinión política pública.
Opinión pública… un término tan controvertido. Alguna vez dijimos desde La Urbe, que para resolver la problemática de la democracia, había que generar más mecanismos democráticos que resuelvan la pluralidad de opciones de voces, de visiones que permitan a los ciudadanos elegir. Para ello, la educación democrática, el acceso a la misma y la pluralidad de los medios de comunicación es fundamental.
Sin embargo, pareciera que los movimientos de los últimos años, no van en consonancia con estos preceptos. Más allá de los hechos que mencionamos más arriba, lo cierto que es cuando asumió la gestión Macri a nivel nacional, la primera medida que se tomó, fue dejar sin efecto la Ley de servicios de Comunicación Audiovisual. Quizás muchos ya la hayan olvidado, a pesar de las cientos de miles de movilizaciones que se generaron para que la ley fuera LEY.
Si hablamos de concentración de visiones, y de la creación de una clara hegemonía, esta semana asistimos a uno de los hechos que da razón de ser a la abolición de la Ley: Finalmente además de la fusión de Cablevisión y Clarín, se le ha concedido al mismo grupo la posibilidad de acceder a la Televisión Satelital, en una nueva forma de concentración massmediática que transforma visiones y hegemoniza la opinión pública.
La pluralidad quedó lejos y en el olvido. Las posibilidades de las formas cooperativistas, de las asociaciones civiles, de los sindicatos y los partidos políticos, las ONGs, de conseguir una señal pública cada vez se ve más lejana. El discurso único, hegemónico y dominante se cierne como una nube negra sobre nosotros y se esparce con rapidez. La responsabilidad democrática es nuestra.