La especialista en etología Silvia Vai explicó que si se aproxima con la cola baja y relajada es amistoso, igual que si lo hace con el rabo elevado y vertical, pero también puede acercarse con la cola levantada y temblando levemente cuando busca nuestra atención o lo invitamos a comer algo que le agrada. «Si el rabo está tenso y recto hacia abajo, o erecto y curvado sobre el lomo expresa una conducta de posible agresión y nos indica que es necesario mantenernos a una distancia prudencial, ya que puede agredirnos si insistimos en acercarnos», dijo.

Y agregó: esa distancia es diferente para cada gato y para el mismo gato según su estado de ánimo. Si a ese mensaje le sumamos la cola erizada la respuesta será aún peor. El movimiento que simula latigazos hacia ambos lados comienza generalmente en forma sutil y se incrementa a medida que aumenta su nivel de excitación, señal que indica agresión inminente acompañado de arañazos y mordeduras».