Narcóticos Anónimos, una ayuda mutua para frenar las adicciones

Narcóticos Anónimos nació en 1953 en la ciudad de Los Ángeles, California, en el seno de una organización muy conocida como lo es Alcohólicos Anónimos. Las personas que impulsan este maravilloso espacio, eran las mismas que participaban de los encuentros de AA. Movilizadas por la inquietud que suscitaba el abandono de dichas reuniones por parte de algunos compañeros, se llegó a la conclusión que los mismos eran adictos a otras drogas.

Es allí donde surge la creación de Narcóticos Anónimos, hasta expandirse a 140 países y en todas las lenguas de la especie humana. Este importante refugio que sirve de contención para muchos argentinos desembarca en nuestro país en 1986, para hacerlo diez años después en Rosario.

Desde su apertura en la ciudad y hasta el día de hoy, funcionan en el área Rosario catorce grupos, esto incluye San Nicolás y Funes. Los mismos gozan de una diversidad horaria muy amplia que le brinda la oportunidad al adicto en recuperación una alternativa potable pensando en los compromisos laborales.

Su funcionamiento y tratamiento

Alberto es adicto en recuperación, y en diálogo con Conclusión profundizó sobre el funcionamiento de Narcóticos Anónimos: “Esta confraternidad se rige de manera grupal. Si bien mucha gente los denomina grupos de autoayuda, es un concepto erróneo, ya que éstos son grupos de ayuda mutua. Estos grupos funcionan con un principio de identificación, esto quiere decir que al ser personas que tenemos una problemática en común, podemos compartir nuestras propias experiencias y los caminos a seguir”.

“En NA decimos que la adicción es una enfermedad incurable y progresiva, no tiene cura conocida pero puede detenerse. Podemos compararla con la diabetes, es decir, si aquellos que la padecen no cambian sus hábitos y comportamiento pueden poner en serio riesgo su vida”.

“No hay profesionales dentro de los grupos, si bien no desconocemos que existen otras metodologías en la cual intervienen los mismos y nos parece correcto”, agrega Alberto, profundizando sobre el mundo de las adicciones y su tratamiento.

Un camino espinoso y traicionero

El hombre intenta ser claro al sostener que en NA no se hace diferencia en torno a las sustancias que se consumen, ya que ancla el problema en la adicción y no en el elemento consumido. Su experiencia personal ubica al alcohol como primera sustancia de consumo y adicción. “A mis 13 o 14 años nace la relación enferma con el alcohol, lo hacía los fines de semana para con el paso del tiempo ir incorporándolo más días en la semana. El carácter progresivo se ve claramente en el segundo paso, cuando comencé a incorporar otras sustancias”, enfatiza.

Cuando profundiza sobre la enfermedad, enseguida aparecen en escena otras particularidades: “El aislamiento es una de ellas, en mi caso dividía el mundo en dos, entre locos y caretas. Estos últimos no podían hablar sobre mi vida porque jamás habían consumido, y bajo ese contexto me fui aislando. Sólo me relacionaba con aquellas personas que acordaban con mi estilo de vida, y me separaba de aquellas que me querían”, indica de manera tajante.

El consumo es mundo de pérdidas constantes, las relaciones, el trabajo y los bienes materiales desaparecen a la par del respeto para con uno mismo. Otra de sus particularidades es que es una enfermedad obsesiva-compulsiva. Esto quiere decir que al surgir el deseo de consumir, no se puede pensar en otra cosa que lograrlo, y lo compulsivo abraza la carencia de límite alguno.

El programa de Narcóticos Anónimos es de 24 horas, su lema principal es “sólo por hoy”, hoy es el día que no me voy a drogar, ayer ya pasó, mañana aún no llegó. “Prometí dejar de consumir el día que mi hijo naciera, y no fue así, lo volví a hacer después del fallecimiento de mi papá y tampoco cumplí. Cuando ingresé a estos grupos pude percatarme que el único día que no podía drogarme es hoy, eso me ayudó muchísimo para controlar mi obsesión y mi compulsión para dividirlas en cuotas de 24 horas. El apoyarse en el otro hace que la mochila que se cargue pese mucho menos”, añade.

NA es de participación libre, el único requisito si se quiere es manifestar el deseo de dejar de consumir. Lo que se dice en las reuniones es confidencial, no se reproduce en ningún espacio y es absolutamente gratuito. “Somos una institución absolutamente autogestiva, no aceptamos ninguna contribución externa, por ende no permitimos que nadie opine sobre nuestra toma de decisiones. El financiamiento consta en pasar una canasta en las reuniones y a voluntad colaborar con un aporte para solventar los gastos del lugar que nos albergue”, concluyó.

Horizontal, confidencial, gratuito y de ayuda mutua. Así funciona NA, una puerta abierta para todos aquellos que pretendan dar un viraje en su vida.

Línea de ayuda las 24 horas: 0800-333-4720