Crisis en los comercios de cercanía: las ventas cayeron un 20% y el consumo sigue en picada
Los almacenes barriales registraron una fuerte caída en las ventas en el último mes de 2024, reflejando el impacto del deterioro del poder adquisitivo y la recesión económica.
La economía de los hogares sigue sin encontrar alivio en un contexto de ajuste y pérdida de ingresos. En los comercios de cercanía, el descenso en las ventas se vuelve cada vez más evidente: los consumidores llegan hasta el día 20 del mes con alguna capacidad de compra, pero luego deben restringir sus gastos drásticamente.
La caída interanual del 20% en las ventas de almacenes y pequeños comercios encendió alarmas en el sector. Pese a que el Gobierno Nacional destaca ciertos indicadores macroeconómicos como señales de recuperación, la realidad de los barrios refleja otra cara de la crisis. La inflación sigue afectando el bolsillo de los trabajadores y los aumentos salariales no logran equiparar el alza de precios.
“Hasta el 20 se vende algo, pero después baja notablemente la actividad. La gente no tiene resto para seguir comprando y eso se nota en los productos básicos”, explicó a este medio el dueño de un almacén en la zona oeste del conurbano bonaerense. La situación es similar en distintos puntos del país, donde los comerciantes advierten sobre una contracción del consumo que ya no se limita a rubros prescindibles, sino que alcanza bienes esenciales.
Las fiestas de fin de año, históricamente una oportunidad para el comercio, no lograron revertir la tendencia negativa. “El 24 hubo algo de movimiento, pero el 31 fue un día muy flojo. Quedó mucho stock de pan dulce y budines porque la gente priorizó lo indispensable”, relató otro comerciante.
Los productos típicos del verano, como bebidas refrescantes y fiambres, también registraron una fuerte caída en su demanda. “Antes se llevaban packs de cerveza o gaseosas, ahora compran de a una o buscan alternativas más baratas”, comentó el encargado de un autoservicio en la Ciudad de Buenos Aires.
En un escenario donde el consumo sigue en retroceso, los pequeños comerciantes enfrentan meses difíciles. La incertidumbre sobre la evolución de la economía y la falta de medidas concretas que reactiven la demanda generan preocupación en un sector clave para el abastecimiento de los barrios.
Mientras el Gobierno apuesta a una recuperación basada en el equilibrio fiscal y la desaceleración de la inflación, en la calle la situación es otra: los bolsillos están exhaustos y la reactivación del consumo parece cada vez más lejana.