Delito informático, un problema que afecta al 76% de los argentinos

Un reciente informe de la empresa BioCatch revela que el 76% de los argentinos ha sido víctima de algún tipo de delito informático, como phishing, suplantación de identidad o fraudes en ecommerce. Esta cifra se mantiene entre las más altas de la región, destacando la urgencia de fortalecer la ciberseguridad.

La creciente digitalización de la vida cotidiana en Argentina ha traído consigo un aumento preocupante de los delitos informáticos, afectando a la gran mayoría de la población. Un informe de BioCatch, una empresa especializada en la prevención de fraudes, ha encendido las alarmas al revelar que el 76% de los argentinos ha admitido haber sido víctima de una estafa digital en algún momento. Esta alarmante estadística subraya la vulnerabilidad de los usuarios frente a un panorama de ciberamenazas cada vez más sofisticado.

El delito informático, un término que engloba diversas actividades fraudulentas, es hoy en día un problema cotidiano para los ciudadanos. Las formas más comunes de engaño incluyen:

  • Phishing: Un ataque cibernético que utiliza la imagen de una entidad oficial, como un banco o una empresa de servicios, para engañar a los usuarios y robarles información confidencial, como contraseñas o datos de tarjetas de crédito.
  • Suplantación de identidad: Los ciberdelincuentes roban datos personales para hacerse pasar por la víctima y cometer fraudes en su nombre.
  • Fraudes en ecommerce: Estafas relacionadas con compras online, como la no entrega de productos, la venta de artículos falsificados o la utilización fraudulenta de datos de pago.

Según el informe, el 63% de los delitos informáticos en Argentina están directamente relacionados con fraudes digitales, una cifra que se mantiene entre las más altas de América Latina. Este incremento se atribuye, en gran medida, al «aumento en el volumen de operaciones digitales» y a la velocidad de las transacciones, factores que han dejado obsoletos muchos de los mecanismos de seguridad tradicionales.

La escalada de las ciberamenazas

Los datos de BioCatch reflejan una tendencia ascendente en la actividad delictiva digital. En el segundo semestre de 2024, los casos de fraude digital aumentaron un 17% en comparación con el mismo periodo de 2023. El inicio de este año no ha sido más alentador, ya que tan solo entre enero y abril, los casos detectados ya superaron en un 7% los registrados durante los primeros seis meses del año anterior.

Además de los fraudes directos, la empresa también ha reportado un aumento en la incidencia de malware (software malicioso). Los casos de malware en los primeros cuatro meses de 2025 superaron a los detectados en el primer semestre de 2024. Aunque Argentina es uno de los países más afectados, junto con Colombia y México, el informe señala una leve desaceleración en la proporción de malware respecto al total de fraudes, lo que sugiere una diversificación en las tácticas de los delincuentes.

Recomendaciones para la prevención

Ante este escenario, la prevención se vuelve crucial. La misma empresa BioCatch ha destacado una serie de prácticas recomendadas para proteger tanto a los usuarios como a las plataformas digitales:

  • Verificación de identidad robusta: Solicitar documentos oficiales y selfies con validación biométrica para confirmar la identidad de los usuarios en transacciones de alto riesgo.
  • Autenticaciones dinámicas: Activar autenticaciones más estrictas, como la doble autenticación, solo cuando hay señales de riesgo detectadas por los sistemas.
  • Inteligencia Artificial (IA) para la detección: Utilizar la IA para analizar el comportamiento del usuario y detectar patrones anómalos que podrían indicar un intento de estafa, antes de que este se concrete.
  • Agilización de operaciones seguras: Aprobar automáticamente las operaciones que los sistemas de IA consideran seguras, reduciendo la fricción para los usuarios legítimos.

En un mundo donde la vida digital se entrelaza cada vez más con la realidad, la educación y la adopción de medidas de seguridad avanzadas son esenciales para mitigar el impacto del delito informático. La responsabilidad recae tanto en las empresas, que deben proteger a sus clientes, como en los propios usuarios, que deben mantenerse vigilantes y informados para no convertirse en una cifra más de esta preocupante estadística.