¿En qué países será más fácil sustituir a humanos por máquinas?

Larry Fink, presidente de BlackRock, señala que los países desarrollados con poblaciones en declive estarán mejor preparados para abordar los desafíos sociales de la automatización, mientras que los países en desarrollo enfrentarán dificultades adicionales.

En la cumbre especial del Foro Económico Mundial sobre Colaboración Global, Crecimiento y Desarrollo Energético, Larry Fink, presidente y director ejecutivo de BlackRock, ofreció una visión provocadora sobre el futuro de la automatización y sus implicaciones sociales. Fink señaló que la sustitución de humanos por máquinas no afectará a todos los países por igual, y que aquellos con poblaciones en declive estarán en una posición más ventajosa para adaptarse a estos cambios.

Según Fink, los países desarrollados con poblaciones en retroceso tendrán una ventaja significativa en la transición hacia la automatización. Estos países, con su acceso a tecnologías avanzadas y una base educativa sólida, podrán implementar rápidamente la robótica, la inteligencia artificial y otras formas de tecnología disruptiva para compensar la disminución de la mano de obra humana. Esta transición, argumenta Fink, conducirá a un aumento de la productividad y a una mejora en la calidad de vida para los ciudadanos de estos países.

Por otro lado, Fink advierte sobre las dificultades que enfrentarán los países en desarrollo con poblaciones en crecimiento. Estas naciones, aunque pueden tener una base y educación en crecimiento, enfrentarán desafíos adicionales al intentar adaptarse a la automatización. La falta de recursos y la presión demográfica podrían obstaculizar sus esfuerzos por implementar tecnologías avanzadas y podrían exacerbar las desigualdades sociales ya existentes.

El presidente de BlackRock también destacó la importancia de las políticas de inmigración en este contexto. Según Fink, los países desarrollados con políticas de inmigración restrictivas podrían enfrentar mayores obstáculos para adaptarse a la automatización, ya que carecerían de la fuerza laboral necesaria para implementar tecnologías avanzadas. En contraste, los países que adopten políticas más inclusivas podrían beneficiarse de un acceso más amplio a talento humano y ser más capaces de aprovechar las ventajas de la automatización.

Las palabras de Larry Fink ofrecen una perspectiva intrigante sobre el futuro de la automatización y sus implicaciones sociales. A medida que avanzamos hacia una era de mayor automatización, es crucial considerar cómo estos cambios afectarán a diferentes países y comunidades en todo el mundo. La división entre los países desarrollados con poblaciones en declive y los países en desarrollo con poblaciones en crecimiento plantea importantes desafíos y oportunidades para la sociedad global. En última instancia, la manera en que abordemos estos desafíos determinará el curso de nuestro futuro colectivo.