Francisco Drummond: La historia detrás de una calle en Adrogué

Adrogué, donde las calles cuentan historias de amor y valentía. Explora el legado de Francisco Drummond, marcado por la guerra, el coraje y un romance que perdura en la memoria de la ciudad.

En el corazón de Adrogué, una calle cobra vida a través de un nombre que resuena en la historia argentina: Francisco Drummond. Este personaje, cuyo destino quedó marcado por la valentía en la guerra y un amor intenso, deja una huella imborrable en las calles de esta querida localidad.

A principios de 1827, Francisco Drummond se unió a la flota del almirante Guillermo Brown, comandando el «Independencia». Su participación en el combate del Monte Santiago, frente a las costas de Ensenada, se volvió legendario. A pesar de la inferioridad numérica y la escasez de municiones, Drummond luchó con coraje hasta agotar sus fuerzas. Tras una herida fatal, pronunció sus últimas palabras con orgullo y deber cumplido.

Nacido en Dundee, Escocia, en 1803, Drummond provenía de una familia con un linaje militar. Su historia se entrelaza con la guerra de independencia en Brasil, donde sirvió bajo Lord Cochrane. Tras la guerra, decide unirse a la armada patriota argentina en 1826, demostrando su valentía en la batalla de Juncal y ascendiendo rápidamente en las filas.

Sin embargo, la historia de Drummond va más allá de sus hazañas militares. En Adrogué, encuentra el amor en Elisa, la hija del almirante Brown. Un romance apasionado florece entre reuniones familiares, paseos al atardecer y promesas de amor eterno. El noviazgo, breve pero intenso, se ve truncado por la cruda realidad de la guerra.

La batalla del 7 de abril de 1827, donde Drummond desafiando órdenes se mantiene en el combate hasta su último aliento, deja una marca indeleble en la historia militar argentina. Drummond muere a bordo de la nave Sarandí, pero su legado se extiende más allá de la guerra.

La tragedia se cierne sobre Adrogué con la muerte de Drummond. Su amor, Elisa Brown, la «Ofelia del Plata», enfrenta una tragedia propia. La leyenda habla de su supuesto suicidio en las aguas del Riachuelo, impulsada por el dolor de la pérdida de su amado.

Francisco Drummond y Elisa Brown, dos almas atrapadas en el torbellino de la historia. Adrogué, con sus calles que llevan nombres como testigos mudos, preserva estas historias como parte de su identidad. La calle que lleva el nombre de Drummond en Adrogué se convierte así en un recordatorio tangible de amores y pérdidas que han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva. En cada rincón de esta localidad, resonará la melancolía de un amor que desafió a la guerra.