Advierten sobre la violencia de la gordofobia y llaman a reflexionar a través de una guía

 

La gordofobia es una práctica «muy violenta y naturalizada» en ámbitos como la salud, el trabajo y la educación que «disciplina» y afecta «los proyectos de vida», por lo que especialistas destacaron la importancia de «generar una reflexión interna y colectiva», tras la difusión de una guía de herramientas confeccionada para el abordaje de este tipo de discriminación.

La guía «¿Es gordofobia? Herramientas para el reconocimiento, la prevención y erradicación de la discriminación gordofóbica», fue desarrollada por el grupo de trabajo sobre discriminación a personas gordas de la Dirección de Políticas y Prácticas contra la Discriminación del Inadi.

«La gordofobia se basa en una serie de ideas, valoraciones, prejuicios y estereotipos estigmatizantes que recaen sobre las personas gordas», que se reproducen a nivel individual, interpersonal y comunitario, como en instituciones y en la sociedad, definió la guía.

A su vez, las situaciones de discriminación «son sumamente violentas, sobre todo para personas que sufren estas violencias de modo sistemático, donde es muy usual que incluso ante la posibilidad de que se de alguna de estas situaciones la persona se sienta insegura o directamente evite espacios o actividades concretas».

El contenido de la guía agrupa herramientas según los ámbitos más frecuentes donde se dan esas políticas, prácticas y discursos gordo odiantes: salud, educación, trabajo, cultura, deporte, consumo y publicidad.

Además, brinda ejemplos de forma anónima de situaciones denunciadas ante el Inadi, junto con una serie de sugerencias y recomendaciones para advertir actos discriminatorios, prevenirlos y comenzar a erradicarlos.

Y añadieron que la propuesta de la guía «es generar la reflexión interna y también colectiva en torno a las propias actitudes gordofóbicas».

En lo referido al ámbito de la salud, la guía enfatiza sobre el pesocentrismo, idea que le otorga una gran centralidad al peso como factor determinante de la «buena» o «mala» salud.

Sobre este punto, García Méndez señaló que «el gordo odio tiende a individualizar los maltratos, creando la noción de que una persona se merece eso por ser ‘descuidade’ con su salud».

El texto es el resultado del Mapa Nacional de la Discriminación, investigaciones y diagnósticos de la situación a nivel nacional realizados por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi).

«En el 2019 las experiencias gordofóbicas resultaron ser el segundo tipo de discriminación más mencionado», indicó el grupo de trabajo, que sostuvo que el hecho de «que la enorme mayoría de la población identifique cuando hay situaciones de discriminación significa algo positivo, ya que nos indica que la vulneración de derechos de las personas por su corporalidad, de a poco, deja de estar considerada como algo ‘natural'».

Por otro lado, la guía mostró que las «cuestiones estéticas» son el principal tipo de discriminación en la mayoría de las provincias consultadas, exceptuando a Salta, Chaco, Santiago del Estero y Tucumán, donde prima la «situación de pobreza».

Los lugares donde más se registra esta discriminación son locales de ropa, comercios o centros comerciales, pero también hay en el ámbito educativo.

En paralelo, el informe arrojó que siete de cada 10 personas que denunciaron discriminación gordofóbica ante el Inadi eran mujeres.

«En el caso de las mujeres la dimensión estética ocupa un lugar central, ya que la sociedad no sólo espera, sino que también exige y ordena cómo deben comer, vestirse, verse o moverse sancionando cuándo está bien visto tener determinado peso y cuando no», explicó el grupo de trabajo.

«Tal como enuncia la guía, la diversidad corporal es una realidad», remarcó García Méndez, que saludó «poder nombrar a las gorduras sin que eso sea un problema a resolver, visibilizar las violencias que conlleva el gordo-odio, trabajar en pos de una sociedad más justa con las personas que tienen cuerpos no hegemónicos y posibilitarles el acceso a una salud integral contribuiría a una mayor igualdad».