Un equipo liderado por un investigador del Conicet descubrió dos estrellas moribundas

 

A partir de los datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA y observaciones terrestres, los expertos descubrieron dos enanas blancas pulsantes que tienen oscilaciones en su brillo.

Un equipo internacional de científicos, liderado por un investigador del Conicet-La Plata, descubrió dos nuevas estrellas moribundas, que pulsan o titilan, denominadas «enanas blancas» y sumó información sobre otras tres ya conocidas, informó el organismo científico.

El doctor en Astronomía Alejandro Córsico, del Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP)-Conicet-UNLP), encabezó el grupo de expertos de Alemania, Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia y Polonia que hizo el descubrimiento y que también integra el investigador argentino del Conicet- La Plata Leandro Althaus.

Según informó el organismo, el equipo internacional logró aportar pistas importantes acerca de la estructura de un tipo de estrellas conocidas como enanas blancas, es decir estrellas moribundas compactas que albergan aproximadamente la misma materia que el Sol en un tamaño apenas mayor al de nuestro planeta y que agotaron su combustible nuclear y atraviesan la última etapa de su evolución.

Usando datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA y observaciones terrestres, las y los expertos descubrieron dos enanas blancas pulsantes, es decir que tienen oscilaciones en su brillo o titilan; y sumaron valiosa información sobre el comportamiento de otras tres cuyas pulsaciones ya se conocían.

Los resultados fueron publicados por la prestigiosa revista científica Astronomy & Astrophysics.

Una enana blanca es el capítulo final de la evolución de las estrellas de aproximadamente menos de 9 veces la masa del Sol.

«Algunas estrellas pulsan radialmente, es decir, se expanden y contraen como un todo de manera periódica», explicaron los investigadores platenses y agregaron que «sin embargo, las enanas blancas sufren pulsaciones más complejas llamadas pulsaciones no-radiales. En ellas, una parte del material interior se expande, mientras otra se contrae».

Y ampliaron: «Si se pudiera ver la superficie de una enana blanca pulsante, notaríamos que oscila, con algunas regiones que suben y otras contiguas que bajan ligeramente, como sucede con el parche de un tambor cuando resuena».

Estas pulsaciones, con lapsos que van entre los 100 y los 7.000 segundos, hacen que las «enanas blancas» vayan cambiando su brillo total en forma periódica.

«La medición precisa de los períodos o ritmos de oscilación ha abierto un nuevo camino para estudiar el misterioso interior de las enanas blancas y de otras estrellas pulsantes», informaron los investigadores en un comunicado.

Las enanas blancas pulsantes estudiadas se caracterizan por tener una delgada atmósfera de helio.

«Las de este tipo son muy escasas. Con las que presentamos en este trabajo, se conocen apenas 49, mucho menos que las que presentan atmósferas ricas en hidrógeno, de las que hay información sobre alrededor de 500. Esto hace que este descubrimiento sea sumamente importante, porque avanzar en su conocimiento permitirá hacer mejores estimaciones sobre sus características físicas y entender cuál es su origen», consideraron.