Las 10 claves para luchar contra el colesterol
En la actualidad nos enfrentamos a una dura realidad: El colesterol elevado, es decir, la hipercolesterolemia, junto con la hipertensión arterial y el tabaquismo, constituyen los tres principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La hipercolesterolemia tiene una gran influencia hereditaria, pero sin embargo, es un factor de riesgo que se puede modificar ya que está directamente relacionado con hábitos y estilos de vida, y está especialmente condicionada por una dieta rica en grasas saturadas, grasas trans y alimentos ricos en colesterol, ya que el 85 % del colesterol es exógeno, procede de la dieta y el 15% es endógeno, es decir, se sintetiza en el hígado a partir del Acetil-CoA. El colesterol es precursor de hormonas sexuales, vitamina D, ácidos biliares y corticosteroides, y es esencial en la formación de las membranas celulares. No obstante, el colesterol total siempre debe ser inferior a 200 mg/dl, el LDL inferior a 80 mg/dl, y el HDL superior a 45 mg/dl, y precisamente por el descubrimiento sobre la regulación del colesterol fueron galardonados, con el premio Nobel, Michael Brown y Joseph Goldstein.
Según Doug Larson, ‘la esperanza de vida aumentaría a pasos agigantados si los vegetales olieran tan bien como el tocino’. En este sentido, las claves para mantener un adecuado de la colesterolemia son:
1. Adoptando la dieta mediterránea
La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, frutas, frutos secos, verduras y cereales, un consumo moderado de pescado y aves de corral y una baja ingesta de productos lácteos, carnes rojas, carnes procesadas y dulces, además de un consumo moderado de vino en las comidas.
2. Eliminando las grasas trans
Su consumo se relaciona con todo tipo de enfermedades como infarto, ictus, pérdida de memoria, hipertensión, obesidad, aumento del colesterol LDL (malo), disminución del colesterol HDL (bueno), diabetes e incluso cáncer. Habitualmente se encuentran en: bollería industrial (porras, churros, croissant); fast food (hamburguesas, patatas fritas, pollo fritos, nuggets, etc.); sopas y salsa preparadas; aperitivos, snacks salados, patatas fritas; palomitas de maiz (especialmente las preparadas para hacer en el microondas) y caramelos; congelados (especialmente las pizzas); productos precocinados (empanadillas, croquetas, canalones, etc.); galletas, donuts, magdalenas, barritas de cereales, margarinas, etc; helados.
3. Bajando el colesterol LDL
Un consejo práctico es no ingerir más de 300 mg al día de colesterol y para ello hay que restringir los alimentos ricos en colesterol como la yema de huevo, paté de hígado, riñones, sesos, mollejas, hígado, mariscos, entre otros.
4. Subiendo el colesterol HDL
El HDL se eleva con una dieta cardiosaludable y ejercicio físico. Debemos consumir todo tipo de pescados azules (salmón, atún, sardinas, salmonete, arenque, anchoa, jurel, …) frutos secos (almendras, pistachos, nueces, etc.), aceite de oliva, frutas, hortalizas y verduras (aguacate, soja, etc.), y cereales.
5. Practicando actividad física
Haciendo un programa de ejercicio aeróbico (caminar, bailar, natación, ciclismo, …) de intensidad moderada y desarrollado de manera regular (3 – 5 veces por semana), ya que hay evidencias de que con estas sesiones aumenta el HDL y disminuyen el LDL y los triglicéridos. En este sentido os reitero lo que decía Edward Stanley ‘aquellos que creen que no tienen tiempo para hacer ejercicio, tarde o temprano tienen que buscar tiempo para estar enfermos’.
6. Tomando suplementos omega 3-6-9
De forma complementaria, habitualmente debemos utilizar todos los productos y preparados ricos en ácidos grasos omega 3-6-9 (Dha, Linoleico y Oleico), que son ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados que se encuentran en alta proporción en pescados y en algunas fuentes vegetales. Sin embargo, como el organismo humano no los puede fabricar a partir de otras sustancias, el consumo de suplementos tiene efectos muy beneficiosos para el corazón y el cerebro.
7. Controlándolo periódicamente
Pitágoras decía que ‘antes que al médico llama al amigo’, y por este motivo te recomiendo determinar el nivel de colesterol total sérico, LDL, HDL y triglicéridos al menos cada año.
8. Conociendo tu situación clínica
Decía Quevedo ‘que el que quiere tener salud en el cuerpo, procure tenerla en el alma’. Sin duda, es esencial conocer la evolución de nuestro envejecimiento, y la arteriosclerosis es un proceso de endurecimiento y pérdida de elasticidad de las arterias, causada por el depósito de colesterol responsable de la formación de placas de ateroma provocadas por en el endotelio vascular (capa íntima de las arterias). De esta forma, se va creando un estrechamiento que puede progresar hasta la oclusión del vaso, impidiendo así el flujo sanguíneo a través de la arteria afectada. En la actualidad el grado de oclusión se puede valorar con pruebas de imagen como el angiotac, de 160 o de 64 cortes, y el doppler. En pacientes con antecedentes de insuficiencia coronaria o ictus se recomiendan niveles de colesterol inferior a 150 mg/dl.
9. Dejando el tabaco
El tabaco que contiene 4.000 sustancias químicas, altera el metabolismo de los lípidos, es decir eleva el LDL y disminuye el HDL, generando una arteriosclerosis precoz y por tanto un envejecimiento prematuro. Recordad que el tabaco mata al año a 6 millones de personas en el mundo, pero como decía Moliére ‘todos los vicios, con tal de que estén de moda, pasan por virtudes’.
10. Cumpliendo con el tratamiento
Los fármacos que habitualmente utilizamos, en nuestra práctica clínica son: ezetimiba, estatinas (pitavastatina, rosuvastatina, atorvastatina, sinvastatina), ácido nicotínico y fibratos, y en función del caso clínico se utilizan de forma individual o en terapias combinadas, pero siempre bajo prescripción médica.
Pero si de verdad te planteas tomar decisiones acuérdate de lo que decía Toy, ‘sólo a partir de mi mente puedo transformar el paraíso en infierno o al infierno en paraíso’.