Pautas de prevención frente a la manipulación psicológica de organizaciones coercitivas

 

El investigador Alfredo Silletta compartió una «guía de ayuda y prevención» que fue publicada en su libro «Shopping Espiritual. Las sectas al desnudo», para alertar a la sociedad ante situaciones de manipulación psicológica de los grupos de coerción.

Entre las recomendaciones el autor señaló «prevenirse de los reclutadores» y cuestionar «a la gente con respuestas fáciles o soluciones a todos los problemas del mundo, que parece excesiva e inapropiadamente amistosa, la que invita a comidas gratis con charlas donde los objetivos no están claramente establecidos, que lo presiona porque ‘todo el mundo lo está haciendo’, que trata de manejarlo mediante la culpa».

También sugirió prevenir la manipulación informándose sobre «quién financia a la agrupación, sus ideas, creencias y relaciones, qué es lo que ocurrirá en la reunión, qué desean de usted, si será libre y capaz de dejar el encuentro cuando quiera».

Además, llamó a «ser conscientes de la vulnerabilidad» propia y detalló que los grupos de manipulación psicológica «explotan los momentos de angustia».

En tanto, el especialista recomendó que las personas que se sienten sobrepasadas por presiones de estudio, laborales o sociales como relaciones rotas, sentimientos de soledad, decisiones difíciles de tomar se acerquen personas que conozcan y a quien confíen, como amigos, familiares y profesionales de la salud.

En ese sentido, Silletta sugirió además «desconfiar de las amistades repentinas e incondicionales que surgen en esos momentos».

No obstante, aclaró que «seguramente existen agrupaciones caritativas, amistosas y saludables», pero es importante «discernir e interrogar plenamente a todo grupo interesado en uno, antes de encontrarse involucrado en forma parcial, o total, como nuevo miembro de un grupo de manipulación psicológica».

Por otra parte, en cuanto a las «técnicas de control de conductas» que se dan en este tipo de grupos, el periodista mencionó la hipnosis, la presión grupal, la creación de un sentido de familiaridad y pertenencia a través de abrazos, besos, el contacto físico y los halagos continuos; las lecturas complejas de una doctrina incomprensible y la anulación de la privacidad.

También la privación del sentido del tiempo, del sueño y la fatiga; el abuso verbal; los códigos de vestimenta; las confesiones, el compromiso financiero, la jerarquía ostentosa, el cambio de dieta, la falta de cuestionamiento, el temor, la lealtad y obediencia al grupo se mantienen a través de la amenaza moral o física, reemplazo de relaciones, se «destruyen» las familias anteriores al ingreso al grupo, mediante el arreglo de nuevas parejas y ‘familias’, entre otras. télam