Las dificultades de la segunda ola 

 

Se definen varias cosas esta semana. En principio termina un mes que ha estado signado nuevamente por la situación sanitaria en todo el país, pero principalmente en la zona Metropolitana del AMBA, con restricciones y con nuevas propuestas para modificar actitudes sociales, y para restablecer las solidaridades y empatía.

La situación no augura modificarse, seguramente con algunas restricciones avanzaremos hacia cuidarnos un poco más y seguir apelando a la responsabilidad individual que mucho tiene que ver con la situación sanitaria general. El mundo demostró que cuando la segunda ola atacó a las poblaciones más prósperas, no existió sistema sanitario que alcanzara. Por eso, es tan importante, entender la necesidad de frenar los contagios.

La pandemia sigue ensañándose con gran parte de las sociedades, sigue poniendo de cabeza la economía mundial, la sanidad y las libertades, pero también, sigue demostrando el precio de las desigualdades de un sistema que ya, antes del COVID estaba en crisis, previamente mostrando las limitaciones del capitalismo.

La necesidad de un nuevo orden social se instala como respuesta a una pandemia mundial que ha desatado su brazo más castigador en lugares de grandes concentraciones demográficas, incluso en países como el nuestro, con gran extensión territorial, se alzan en las ciudades más nutridas pero con déficit habitacional y zonas con extensión de la pobreza.

Las dificultades de la segunda ola, quizás no son diferentes a las que ya hemos vivido, pero sí son mucho más profundas y, por supuesto, nos agarran mucho más cansados.  Por eso, repensarnos desde un lugar igualador, y desde una perspectiva social más homogénea y empática, desde una nueva forma de relacionarnos más solidaria y reestablecedora de derechos, individuales y colectivos es la tarea de un nuevo tiempo que nos vea más unidos, más juntos y pensando en un futuro mejor.