Cuál es el camino del día después

 

El preocupante aumento de casos de los países vecinos, preocupa a las autoridades nacionales y provinciales que piensan medidas para mitigar la posible nueva ola de contagios. Mientras tanto, a pesar de la falta de vacunas en el país y en el mundo. Nuestra provincia de Buenos Aires, ya ha superado el millón de vacunas para los grupos más afectados y más expuestos a la enfermedad.

En ese sentido, Argentina avanza hacia convertirse en uno de los países que mejor ha gestionado la pandemia e intenta recobrar la carrera hacia la reactivación económica, la baja inflacionaria y la recomposición del poder de consumo; tratando de no olvidar las enseñanzas que esta pandemia – que no ha terminado y por mucho está lejos de hacerlo – nos mostró.

La necesidad de terminar con las desigualdades sociales y económicas, los resultados claros cuando se prioriza el acuerdo político por sobre las apetencias personales, la capacidad de empatía de los vecinos, la corresponsabilidad compartida para poner en marcha planes concretos de un proyecto nacional y popular, cuáles son nuestras necesidades básicas esenciales, la contracara de la densidad demográfica como está dispuesta.

Todas estas cuestiones se convirtieron en la radiografía de una sociedad basada en el poder del capital, de la economía y en la depredación del menos poderoso. Esta pandemia nos enseñó no solamente a mirarnos como hermanos, sino también a entendernos dentro de una misma lógica y creer que para que esa lógica funcione es indispensable un Estado fuerte y presente en cada uno de los engranajes que sostienen los cimientos de una nueva sociedad.

Hoy el presente nos interpela en la medida que reinventamos nuestra nueva normalidad y nos obliga a elegir: si nos paramos desde un lugar más equitativo, más justo, más solidario o seguimos construyendo un modelo económico que garantice la sustentabilidad de unos pocos. En ese sentido, dentro de un proyecto colectivo, nacional, popular y soberano, el futuro es nuestro.