El desafío de recomponer la Argentina

La profunda crisis en la que está inmerso nuestro país, no inició con la pandemia de Coronavirus que hoy azota al mundo. La crisis económico social que vive nuestra nación es previa. Quizás se profundizó con la desaceleración de la economía global que enfrió los mercados y las producciones a nivel mundial. Pero nuestra recesión y las complejidades del sistema económico vienen desde antes.  

El desafío es cómo volver a unirnos, cómo hacer para deponer las diferencias, que ni usted ni yo inventamos, esa grieta de la cual no participa el gran grueso de la sociedad, y pensar que solamente en tiempos de unidad es posible regenerar un tejido social desmembrado y resquebrajado, como nos unificamos en una sola voz. 

En ese sentido, y como lo venimos diciendo en varias de nuestras últimas editoriales, la salida es colectiva. No alcanza con nacionalizar la producción, necesitamos democratizarla y darle a cada una de esas partes la posibilidad de pertenecer, de ser parte de la reconstrucción del país. En ese marco, el problema habitacional, el hambre y la pobreza no son problemas nuevos, y tampoco han aparecido con la pandemia. 

La sociedad de la desigualdad no empezó ahora, en todo caso, es una expresión de la concentración económica generada por los modelos neoliberales que han imperado en los países de Latinoamérica y que han implosionado porque no se sostienen. Por eso, atender a las políticas públicas que tienden a ampliar la participación colectiva es una de las principales tareas que se vienen en el próximo tiempo para la administración gubernamental. 

Pero ese camino, de recuperación económica y social, también es colectivo y de responsabilidad compartida. Solo con el trabajo hermanado de las fuerzas políticas, de las organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil, de las organizaciones sociales y de trabajadores de los territorios, y de la sociedad en su conjunto, se puede salir de la profundización de una crisis que hoy atenta contra las relaciones humanas sociales, individuales, pero también colectivas.