La sociedad dice basta de violencia

 

La última semana vivimos una situación que exaltó a la sociedad y que la llamó a la reflexión: las vacaciones que debieran ser un momento de descanso para muchos, se convirtieron en Villa Gesell en la cuna de la muerte para un joven, Fernando Baez Sosa, que fue a bailar y nunca regresó. 

A lo largo de los años mucho se ha dicho de la violencia en el deporte, particularmente asociada al fútbol o al boxeo, tal es así que como sociedad también hemos llegado a prohibir el público visitante en la superliga y desplegar grandes dispositivos de seguridad. También se ha hablado de la violencia del juego en Rugby, y de lo productivos que pueden ser los llamados “tercer tiempo”, donde se lima cualquier circunstancia que pueda haber aparecido dentro del juego.  

Pero en estos últimos días, se habló de prácticas fuera de las canchas, del respeto por el otro, del cuidado de la integridad física y de chicos que, lejos del respeto a las normas del deporte, asimilaron prácticas que son repudiables para la toda la sociedad, porque detrás de Fernando había padres, hermanos, amigos, compañeros, una novia. Detrás de Fernando había una vida. 

Cómo sociedad entonces cabe preguntarnos qué responsabilidad tiene cada uno de los actores. Qué responsabilidad les cabe a los dueños de la disco donde comenzó el conflicto, que solamente se ocuparon de una forma protocolar de la salida de los implicados; qué responsabilidad tienen quienes tomaron las miles de imágenes que circularon en la prensa, en las redes, incluso en la causa que no intentaron frenar la situación; qué responsabilidad tienen cada uno de los implicados, los que pegaron, los que vieron y no hicieron, los que se frenaron, los que dejaron a Fernando en medio de una calle y se fueron corriendo. 

Porque entender qué responsabilidad social nos quepa a cada uno, nos invita también a preguntarnos, cómo resolver una situación que a priori se podría haber evitado, para que cada padre que se despida de su hijo o hija, para ir a bailar y salir a entretenerse y divertirse, pueda desayunar nuevamente con su hijo o hija por la mañana siguiente. Hoy tenemos una deuda como sociedad.