De la sartén al fuego: La convulsión en medio de la sociedad de crisis

Paro Nacional de sindicatos y organizaciones sociales, ollas populares el día del Trabajador, y cientos de miles de familias, que al unísono piden por una sola cosa: que lo que cambie sea el rumbo económico y de su mano, el gobierno.

Pero Cambiemos, sigue mirando para otro lado y pensando en la Macroeconomía del FMI que da la espalda a la sociedad argentina, que nuevamente rodea los medios de comunicación hegemónicos con la tragedia de Venezuela o los enfrentamientos en París, y que desoye la voz de los miles de argentinos que se manifiestan en las calles.

En tanto, los aliados que eran contención ya no lo son tanto. A partir de los resultados en las provincias, muchas de ellas tratan de despegarse de una fórmula que ya no les estaría resultado para seguir siendo conducción. Preocupan los codazos ya no tan por debajo de la mesa, las declaraciones inconvenientes de la alianza Cambiemos ponen en jaque la estructura nacional de acuerdos que penden de un hilo lo suficientemente delgado como para augurar algunas sorpresas de cara al proceso electoral.

La CGT aliada al gobierno tampoco estaría pasando por su mejor momento. Quedó demostrado que ya son varios los sindicatos que no quieren pagar el precio de la pasividad de los acuerdos de paz de la conducción de la Central, que ya no puede contener a sus bases, ni a sus conducciones sindicales y que desoyeron la orden de no ir al paro y a la movilización del 30 de abril y marcharon a la Plaza de Mayo.

En un clima enrarecido por las circunstancias electorales, la nube negra se abalanza sobre los hombros del gobierno nacional y del gobierno provincial, que se siguen debatiendo entre las presiones del sector empresario para catapultar a María Eugenia Vidal a una posible candidatura o sostener al devaluado presidente Mauricio Macri, que no puede contener a los miles de argentinos que necesitan de una respuesta acompañada de un respiro al ahogo que el ajuste provocó en sus vidas.

Lo cierto es que a pesar de las presiones, la Gobernadora se resiste a pensar en una candidatura nacional, porque también sabe que no está a tiempo de construir un candidato viable para la provincia de Buenos Aires, que también en franca crisis no puede hacer pie a las necesidades de los bonaerenses, que todos los días se preguntan si el candidato oficialista va a ser la sartén o se convertirá en el fuego.