La Urbe recuerda las campañas corsarias de Brown en el Pacífico

Un componente importante en el aspecto marítimo de la guerra de Independencia lo constituyó la acción de los «corsarios», que atacando el comercio marítimo español y a sus navíos contribuyó a la definitiva decadencia del poder naval español en aguas americanas.

Las más importantes campañas corsarias fueron las del Océano Pacífico; en 1816 el almirante Brown, secundado por el capitán Bouchard con tres naves, capturó importantes presas y ejecutó audacia ataques a los puertos, fortalezas y apostaderos navales claves como los del Callao y Guayaquil. En sus navegaciones llegó hasta las costas de Nueva Granada (hoy Colombia), poniendo en alarma todo el litoral americano del Pacifico Sur. Esta fue una expedición precursora de la gesta libertadora del General San Martín.

Esta es la cronología de los hechos históricos:

En 1816, el 16 de enero los buques corsarios argentinos atacan y hacen preso al bergantín «San Pablo», al que se mantiene como buque hospital del convoy, el 18 se produce el apresamiento de un «pailebot» que se dirigía rumbo al Callao y al día siguiente las naves de Brown hunden un «místico» que provenía de Pisco. El 21 del mismo mes el almirante Brown inicia un ataque y cañoneo a las fortificaciones del Callao y comienza a bloquearlo. En sus aguas hunden a la fragata «Fuente Hermosa» y el 23 luego de un reñido combate apresan a la fragata española Consecuencia, procedente de Cádiz, que llevaba a su bordo importantes personajes españoles, entre ellos, el Brigadier Juan M. Mendiburu en viaje a Guayaquil, cuyo gobierno debía asumir. La Consecuencia» fue incorporada al convoy y más tarde se inmortalizaría con el nombre de “La Argentina», a cuyo bordo Bouchard cumplió su heroico crucero de corso alrededor del mundo.

El 28 de enero los buques de Brown, conjuntamente con las naves apresadas, abandonan aguas del Callao y se dirigen rumbo a Guayaquil con el objeto de  atacar ese bastión español.

Guillermo Brown deja a la «Hércules y a la «Halcón» en la desembocadura del río Guayas, conjuntamente con los buques apresados y a  bordo de la «Santísima Trinidad» remonta el citado río, rumbo a Guayaquil. Ese día lleva a cabo un ataque sobre el fuerte de Punta Piedras, del cual se apodera; luego ataca la batería «Elizalde» y por último el castillo de San Carlos. Debido a una rápida bajante del río, el buque del almirante queda varado y por último el heroico marino cae prisionero de los españoles.

Ante la amenaza de Miguel Brown, hermano de Guillermo, de atacar Guayaquil con la «Hércules» y otros buques, el Gobernador de esa ciudad dispone  el canje de Brown como prisionero, por otros españoles. Asimismo se entregan a las autoridades de Guayaquil las fragatas «Candelaria» y «Gobernadora», un místico y dos embarcaciones menores.

En virtud de lo pactado con las autoridades realistas, Brown se  retira con sus naves de aquellas aguas. Con Bouchard se dirige a la isla San Carlos (una de las Galápagos) y allí a comienzos de abril, se procedió al reparto de los buques apresados.

En abril Guillermo Brown, con la «Hércules» y la «Halcón» se dirige desde las Galápagos hacia la bahía de San Buenaventura, en la costa colombiana, lugar al que arriba luego de catorce días de navegación. Mientras se carenaba, se pierde la corbeta «Halcón», entonces el almirante envió por tierra como emisarios, a los patriotas de Cali y Popayán ofreciéndoles ayuda.

El 5 de junio Brown, a bordo de la «Hércules», abandona las aguas de San Buenaventura y se dirige a las Galápagos para aprovisionarse. Posteriormente  cruza el Cabo de Hornos, recala en Malvinas y más tarde un temporal lo deriva sobre la costa brasileña y a la altura de Cabo Frío detiene y visita al bergantín inglés «Jane» del cual recibe noticias sobre la situación político-militar imperante en el Río de la Plata. Previo consejo de oficiales, Brown resuelve continuar viaje hacia el Caribe.

El 25 de septiembre La «Hércules» se presenta en la bahía de Carlisle, cerca de Barbados, anclando en aquellas balizas frente a Bridgetown. Allí es visitado por autoridades navales inglesas. Días más tarde el Capitán Stirling, con la H. M. S. «Brazen» lo apresa y lo remite bajo acusación de pirata a Antigua. Pese a las enérgicas protestas de Brown, las autoridades navales inglesas de Antigua consideran al buque y su tripulación como «Piratas».

En junio de 1817 el Almirante Brown arriba a Londres con el propósito de apelar la sentencia de las autoridades de Antigua y reclamar al gobierno inglés la justicia  que se le debía. Por razones de jurisdicción es revocada la sentencia de Antigua pero el buque y su cargamento no es devuelto a Brown y el largo pleito iniciado no tuvo solución real.