La educación pública y gratuita en cada rincón del distrito

Esa es la impronta de gestión pública que se pregona en cada uno de los rincones del distrito, y que los vecinos están viendo como un avance positivo, que tiene en cuenta las características de región y cada uno de los lugares que la componen. Pero siempre se contrapone con otra realidad más cruda.

Lo cierto es que en medio de las críticas que recibe la provincia, respecto a las declaraciones que este año y el año pasado la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal y el presidente, Mauricio Macri, han efectuado sobre la educación pública versus educación privada, muchos distritos, como Almirante Brown, entienden que la crisis lejos de achicar la matrícula de chicos que necesitan escolaridad, la han aumentado, porque sus padres no pueden absorber el costo de la educación privada.

Aquellos costos de servicios privados que habían decidido absorber las familias, como educación, salud en el caso de las ofertas de medicina prepaga, vuelve a corresponder a servicios que son difíciles de pagar en coyunturas de recesión económica e inflación de precios y que como servicios públicos deberían ser garantizados por el Estado.

Sin embargo, más allá de los grandes esfuerzos que realizan los distritos, como se ve la apertura de nuevos establecimientos en el nuestro, lo cierto es que la provincia sigue sosteniendo un discurso de achicamiento del Estado, de las instituciones de educación y de Salud y por tanto, el cercenamiento de la inclusión social en los lugares de menor acceso a los servicios.

Inclusión: una palabra que parece tan lejana, y de la que hemos hablado tanto tiempo atrás. Las complicaciones crecen y se multiplican, en la medida que se achica el Estado, como garante de servicios públicos, y se hace cada vez más evidente la inflación que, aunque muchos no quieran hablar de ella, crece como fantasma y deja huellas en cada uno de los rincones.

Paralelamente, también crece el descontento en las organizaciones de trabajadores, en los sindicatos que ya están viendo con mejores ojos, la posibilidad de parar el país en un paro general, que podría producirse en poco tiempo y que recuerda épocas no tan prometedoras de la historia argentina. Frenar la situación puede que no sea fácil, pero debería al menos, ser la mayor preocupación de un Gobierno Nacional, que ha decidido mirar para otro lado, al tiempo que se tapa los ojos.