La CGT de Moyano criticó con dureza la política económica del macrismo

Las medidas impopulares del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y la ausencia de la llamada al diálogo social, provocaron la respuesta del moyanismo.

Publicó un documento muy crítico sobre la política económica del primer mes de Mauricio Macri. Las medidas económicas que implican un ajuste de salarios y empleos para los trabajadores generaron resquemor en los gremios, tanto del lado del moyanismo como de la CGT de Antonio Caló, aliada con el gobierno kirchnerista. Luego de varias reuniones, ambos grupos han acercado posiciones, uniéndose en la crítica al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay.

«Parece que en el diálogo social, el macrismo tiene sólo oído para los terratenientes y los sectores concentrados», se quejan los sindicalistas. Este es el contenido del informe presentado por la CGT en conjunto con el Observatorio Económico y Social, firmado por Moyano, a quien el presidente le negó una reunión para avanzar con los problemas sindicales. En el mismo, los trabajadores sostienen que están de acuerdo en avanzar hacia el pacto social, pero «de las propias declaraciones y actitudes del gobierno, surge con claridad que se trata de uno de características muy distintas al que nos hicimos la idea», que era la que se mantuvo durante las presidencias de Juan Domingo Perón.

«El Estado arbitraba, no se desentendía de esa función básica, y al arbitrar en los conflictos, su Norte era el interés de la clase trabajadora y, en especial, de los sectores más humildes», recordó Hugo Moyano, y lo contrastó con el diálogo propuesto por Prat-Gay: «No se dejaban las soluciones libradas al mercado o a promesas de derrame de la riqueza, sino que la política giraba alrededor de una expresión que ya dejó de ser patrimonio exclusivo peronista: la Justicia Social.»

Lejos parecen aquellos tiempos, a tan solo semanas de las primarias, en los que el actual presidente, Mauricio Macri, inauguró un monumento a Perón en la Ciudad de Buenos Aires, junto a Moyano, Gerónimo, «el Momo» Venegas (titular de la Unión de Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, UATRE) y Eduardo Duhalde.

Un mes de macrismo explícito fue suficiente para derribar la menor sospecha de que su programa económico se acercaría a los gremios y al peronismo.

«En los escasos 30 días de ejercer el poder, vimos que los problemas del sector agrícola-ganadero y, por extensión, de la agroindustria encontraron respuesta casi inmediata, al igual que los sectores industriales independientes del complejo rural. Simultáneamente, una devaluación violenta produjo una transferencia de recursos causando un deterioro mayúsculo en los ingresos de los trabajadores», sostuvo el documento firmado por Hugo Moyano.

Pero las noticias malas para los trabajadores no terminan en el pasado, sino que los propios autores de la política económica ya han anunciado nuevas medidas dolorosas: «Fuertes ajustes en las tarifas de servicios públicos, a pesar de que los cortes de energía son una constante; cancelación de contratos laborales… en una palabra, el Estado ajusta, transfiere ingentes recursos al agro y la industria, devalúa y favorece el descontrol de precios, y a los trabajadores ni siquiera se nos convoca para conocer nuestra opinión», señaló la CGT Azopardo.

Los deseos pueden tener resultados peligrosos, si estos se cumplen. Mientras que la promesa de Macri era un cambio en abstracto, los cambios concretos en la política económica han ajustado al bolsillo de los trabajadores. El gobierno, además, «no se priva de decirnos que seamos ‘cuidadosos‘ con nuestras demandas salariales porque peligra el empleo y que las mejoras tienen que estar sujetas a la productividad mientras que el ausentismo es uno de los principales males del proceso productivo», señala el documento publicado.

La CGT Azopardo concluyó el documento sosteniendo que «en que no hagamos unidad, ellos basan sus planes de triunfo, que no sería más que nuestra triste y estrepitosa derrota.»

La CGT de Caló se mostró favorable al documento presentado por Moyano. Osvaldo Iadarola, secretario general de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA), cercano al metalúrgico, opinó que «coincidimos en el diagnóstico de lo que está pasando. Hay un plan de ajuste que tiene un costo social muy importante para las clases populares muy elevado», aunque recordó que «a los que pertenecemos a la CGT de Caló no nos sorprende para nada lo que hace el presidente Macri».

En este sentido, remarcó como objetivos de lucha de los trabajadores las banderas de «paritarias libres y ningún despido en este año», para no comenzar a negociar las paritarias en desventaja. También reconoció en lo personal que «el gobierno de Cristina tenía grandes virtudes, y sin duda algunos errores para corregir, pero Macri tiene que gobernar para el futuro, no para el pasado, y su plan es de ajuste.»

El referente de los trabajadores telefónicos dijo que para él «el ajuste va a ir llevando a la CGT por el camino de la unidad, pero no hay que juntarse por el espanto, sino por un programa económico de los trabajadores».

Por el lado del moyanismo, el titular del sindicato del Seguro y del Observatorio Económico y Social, Jorge Solá, opinó que «los 4 o 5 puntos programáticos están y son iguales para las dos CGT, AUH universal, eliminar Ganancias para un millón de personas, paritarias libres, devolución de los fondos de las obras sociales y empleo en blanco, lo que falta es sentarse, nomás».

En el mismo sentido, consideró que «en las últimas reuniones de las CGT hubo muchas coincidencias, y lo que falta es que a todos esos encuentros se les vayan sumando más gremios. Creo que la unidad es factible en el mediano plazo».

Solá coincidió con Iadarola en la crítica al gobierno macrista: «Se nota que Prat Gay no discutió paritarias en su vida. El empleo va siempre de la mano del salario. Lo que dijo (de elegir entre salario y empleo) es una velada amenaza, como cuando nos proponen aumentos de entre el 20% y el 25% y no hay Indec hasta septiembre, cuando nosotros tenemos que pedir por lo menos un 30 por ciento.»

Solá aprovechó para criticar también al «sector de la tierra y el capital, al que le han dedicado las primeras medidas». Según el gremialista, «los precios nunca se retrotrajeron. No van a poder convencer a los empresarios, que son los que generan la inflación, de que vuelvan los precios atrás. Nosotros tenemos que defender nuestro salario».