Pequeños desastres: un thriller psicológico que disecciona las sombras de la maternidad

Diane Kruger encabeza esta miniserie británica que explora las tensiones ocultas en un grupo de amigos tras un incidente doméstico. El drama, disponible en plataformas, cuestiona los límites de la confianza y el peso de la presión social.

La maternidad, lejos de los filtros de felicidad idílica, suele ser un territorio de silencios y tensiones no resueltas. Bajo esta premisa se despliega «Pequeños desastres» (Little Disasters), la nueva apuesta de suspenso que aterriza en las pantallas de Flow y Prime Video. Basada en la novela homónima de Sarah Vaughan —autora de la aclamada Anatomía de un escándalo—, la serie utiliza la fragilidad de una recién nacida para romper el barniz de perfección de un grupo de amigos de clase alta y media británica.

El detonante: entre el descuido y el secreto

La trama arranca con un clima asfixiante. En una casa luminosa que contrasta con el llanto incesante de la pequeña Betsey, la indiferencia de Jess (Diane Kruger) frente a la angustia de su marido, Ed (JJ Feild), enciende las primeras alarmas. La negativa de la madre a buscar ayuda médica se desmorona cuando una tomografía revela que el estado de la beba es crítico.

Es aquí donde el guion de Ruth Fowler introduce el dilema moral central: la pediatra que atiende el caso es Liz (Jo Joyner), íntima amiga de Jess desde hace una década. Al detectar lesiones que sugieren un posible maltrato, Liz debe elegir entre la lealtad personal y su deber profesional, lo que culmina en una intervención de Servicios Sociales que amenaza con dinamitar la estructura del grupo y la libertad de los protagonistas.

Un entramado de vínculos bajo la lupa

La serie se estructura sobre un círculo de cuatro matrimonios que forjaron su vínculo en un curso de preparto diez años atrás. Esta diversidad de perfiles permite a la dirección de Eva Siguroardottir explorar diferentes aristas de la vida adulta:

  • Jess y Ed: El núcleo del conflicto. Ella, una mujer que parece desbordada por una maternidad que no puede explicar; él, un financiero refugiado en el gimnasio.

  • Charlotte y Andrew: La representación del éxito y el poder, encarnados por una abogada de élite y su esposo millonario.

  • Liz y Nick: El pilar ético de la historia, cuya estabilidad se ve puesta a prueba por la sospecha.

  • Mel y Rob: La clase media con aspiraciones artísticas que aporta una perspectiva más terrenal, aunque no menos compleja.

Temas urgentes con tratamiento desigual

A través de entrevistas a cámara y conversaciones cargadas de subtexto, «Pequeños desastres» se atreve a tocar fibras sensibles de la agenda contemporánea: la depresión posparto, la filosofía antivacunas, la competencia feroz entre madres y la presión por sostener una imagen de familia funcional.

Sin embargo, el formato de thriller —enfocado en resolver la incógnita de qué le pasó realmente a Betsey— a veces le resta espacio a la profundidad psicológica. Si bien los temas son pertinentes y logran identificar al espectador, el ritmo de la intriga por momentos simplifica debates que requerirían mayor densidad dramática.

Seis episodios de tensión británica

Con una factura técnica impecable y actuaciones sólidas —donde Kruger logra transmitir una inquietante ambigüedad—, la serie se posiciona como una opción ideal para los amantes del suspenso doméstico. A lo largo de sus seis episodios, la producción invita a reflexionar sobre cuánto conocemos realmente a quienes nos rodean y hasta dónde llega la responsabilidad colectiva cuando la tragedia ocurre puertas adentro.

«Pequeños desastres» no es solo la búsqueda de un culpable, sino un espejo incómodo sobre las expectativas imposibles que la sociedad deposita en las mujeres y las grietas que se forman cuando el «deber ser» colapsa ante la realidad.