Avalancha china y crisis industrial: cierres y despidos en Argentina por la apertura importadora

El aumento del 61% de las importaciones chinas en 2025 disparó el déficit comercial y generó una severa crisis en la industria nacional; casos como Whirlpool y Camacro, con el cierre de plantas y 277 nuevos despidos, profundizan la alarma por el futuro del empleo fabril ante la desregulación.

El boom de importaciones que asfixia a la producción local

Durante los primeros diez meses de 2025, el intercambio comercial entre Argentina y China marcó un hito alarmante para la producción nacional. En el marco de una profundización de la apertura económica dispuesta por el gobierno, el país registró importaciones provenientes de la potencia asiática por un valor cercano a los 15.000 millones de dólares.

Esta cifra representa un crecimiento interanual del 61% respecto del mismo período del año anterior, generando un abultado déficit comercial con China de $7.266$ millones de dólares. Este desequilibrio en la balanza comercial está teniendo un impacto directo y severo en la realidad productiva de las provincias, traduciéndose en el cierre de plantas y la consecuente destrucción de industrias y puestos de trabajo.

Mientras que algunas empresas intentan adaptarse al nuevo contexto de competencia con la «cancha inclinada en contra», otras ya han iniciado procesos de desmantelamiento. Solo en la última semana, los casos conocidos de cierres de líneas de producción o plantas industriales sumaron al menos 277 nuevos desocupados en el país.

Postales de la crisis: Whirlpool y Camacro

La gravedad de la situación se evidencia en ejemplos concretos que ilustran el impacto de la avalancha china:

  • Whirlpool: La multinacional decidió cerrar su planta de lavarropas ubicada en Pilar, provincia de Buenos Aires. Esta medida conllevó el despido de 220 trabajadores y la decisión estratégica de la compañía de concentrarse exclusivamente en la importación de sus productos, aprovechando las nuevas facilidades de acceso al mercado.

  • DBT-Camacro: Esta productora de alternadores y grupos electrógenos anunció el desmantelamiento de su planta en Sastre, provincia de Santa Fe. El cierre implica el despido de 37 empleados, casi el 90% de su personal, para reconvertir su negocio también hacia la importación directa desde China.

  • Tn Platex: En el sector textil, la planta de Monte Caseros (Corrientes) informó el cierre de una de sus líneas de producción, lo que resultó en 20 despidos directos y la reubicación de otros 16 operarios.

Estos casos confirman la postura de referentes del sector industrial que advierten sobre las consecuencias de la apertura importadora. Rafael Catalano, de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario (AIM), y Walter Andreozzi, de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), manifestaron una profunda preocupación por el futuro laboral de los trabajadores, alertando que «la tormenta viene».

La amenaza del sector automotor y el dilema de la competencia

La incertidumbre se extiende a otros rubros, como el del transporte. Esta semana, el grupo Metropol, que abastece parte de la flota de colectivos de CABA, importó 150 unidades completas provenientes de China. Este aluvión de ómnibus asiáticos pone en riesgo la demanda del sector carrocero nacional, que tiene un fuerte arraigo industrial en el Gran Rosario. Por ahora, las empresas locales optan por la cautela y evitan pronunciarse públicamente.

La política de desregulación y apertura comercial ha sido celebrada por algunas empresas que se benefician de la eliminación de barreras arancelarias para el ingreso de insumos. Sin embargo, el problema radica en que gran parte de ese flujo de bienes importados compite de manera directa y desfavorable con la oferta de la propia industria nacional.

Empresarios locales que intentan sobrevivir a la competencia insisten en que, para «equilibrar la cancha» en el nuevo escenario de apertura, sería fundamental contar con algún tipo de alivio tributario o apoyo estatal. La estrategia de adaptación se basa en la fidelidad de los clientes y en el diferencial del servicio posventa y de mantenimiento. No obstante, la amenaza principal en la que todos coinciden es la posibilidad de quedarse sin demanda en el mediano plazo si la actual tendencia continúa.

Enfoque de gobierno y el riesgo para el empleo

Mientras la industria manufacturera se contrae (cayendo un 1% respecto a septiembre de 2024), el gobierno nacional mantiene su enfoque en apoyar a sectores como la minería, la energía y el agro, mediante incentivos orientados a la generación de divisas y el aprovechamiento de su potencial exportador.

Sin embargo, un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) subraya el riesgo de abandonar el impulso al entramado fabril. El agro, la energía y la minería concentran solo el 10% del empleo asalariado registrado en el sector privado, mientras que la industria y la construcción aportan el 25%.

Esta orientación económica ayuda a explicar los recientes datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), que si bien registró un crecimiento interanual del 5% —impulsado por la pesca 58%, intermediación financiera 39,7% y minería 8%—, muestra la debilidad estructural de la industria, la mayor generadora de empleo de calidad del país, frente a la imparable apertura importadora.