Arcor resultados financieros: la ganancia cae 74% por ajuste y devaluación
La ganancia neta de Arcor cayó 74% en nueve meses. La caída del consumo y pérdidas financieras por la devaluación explican el desplome.
El Grupo Arcor, uno de los gigantes alimenticios de la región, finalizó los primeros nueve meses del año con un severo retroceso en sus resultados financieros. Las ganancias de Arcor se desplomaron un contundente 74% interanual, impactadas directamente por la caída del consumo interno en Argentina y un abultado resultado financiero negativo. La ganancia neta consolidada fue de $97.772 millones, una cifra significativamente inferior a la registrada en 2024, que había incluido una ganancia financiera extraordinaria.
El desempeño de la compañía en 2025 se ha convertido en un termómetro de la economía nacional: una realidad dual donde la eficiencia operativa lucha por compensar el deterioro macroeconómico. La facturación consolidada totalizó $3,51 billones, una disminución respecto a los $3,88 billones del año anterior.
El colapso en la cifra neta: la sombra de la devaluación
La caída del 74% en las ganancias no es solo un reflejo de menores ventas, sino de la inestabilidad cambiaria. El factor financiero fue determinante, con pérdidas que ascendieron a $98.698 millones. Este resultado se da en contraste con la robusta ganancia de $421.751 millones que la compañía había logrado en 2024.
La explicación de Arcor apunta a la devaluación en términos reales que afectó la valuación de activos y pasivos en moneda extranjera. Las ganancias financieras del año anterior, impulsadas por la expectativa devaluatoria, se eliminaron en este período, lo que genera un contraste abrupto en la cifra neta y explica gran parte del desplome porcentual. Pese a este golpe, la ganancia integral total, que incluye efectos de conversión de operaciones internacionales, fue de $179.420 millones, un número que refleja una compensación parcial gracias a la solidez del negocio en el exterior.
El factor consumo: precios por debajo de la inflación
El principal motor de la caída de los ingresos fue, sin dudas, el mercado local, que representa el 67,8% de las ventas consolidadas de Arcor. En Argentina, el consumo masivo se mantuvo débil, con caídas generalizadas en las categorías de alimentos básicos, un reflejo directo del deterioro del poder adquisitivo de la población.
La compañía explicó que, en un esfuerzo por sostener las ventas y mantener la competitividad frente a la retracción de la demanda, los aumentos de precios aplicados en 2025 se situaron por debajo de la inflación interanual. Esta política, si bien es una defensa contra la pérdida de volumen, impactó directamente en los márgenes de rentabilidad del sector de consumo masivo, debilitando aún más los resultados financieros de Arcor.
La doble velocidad: eficiencia operativa y exportación
En medio del panorama sombrío, Arcor mostró una notable capacidad para mitigar el golpe a través de la eficiencia interna y su músculo exportador, lo que constituye la verdadera fortaleza del grupo.
Aunque las ventas totales cayeron, la compañía logró elevar su margen operativo. El resultado operativo alcanzó $237.574 millones (6,8% de las ventas), superando el 6% registrado en el ejercicio anterior. La mejora fue atribuida a su histórica estructura productiva integrada y a una gestión eficiente de costos, mecanismos que actúan como un amortiguador ante el contexto recesivo.
Además, las divisiones industriales, agronegocios y packaging mostraron el mejor rendimiento, impulsadas por mayores volúmenes de exportación. El 32,2% de la facturación proveniente del exterior se volvió esencial para compensar la caída doméstica, demostrando que la estrategia de diversificación geográfica y productiva es el principal sostén de Arcor.
Inversión estratégica: un voto de confianza a la competitividad
Pese a las pérdidas financieras, Arcor no frenó su plan de inversión, lo que constituye un mensaje de largo plazo sobre su visión del futuro. La compañía invirtió $150.359 millones en activos fijos, enfocándose estratégicamente en la modernización de plantas. Este enfoque busca, principalmente, sostener y mejorar la competitividad de sus exportaciones, que son su principal vía de crecimiento en un contexto de mercado interno contraído.
Para financiar esta modernización y expandir su capacidad, el pasivo total del grupo subió a $2,68 billones, impulsado principalmente por un salto en los préstamos de largo plazo. Esta decisión de apalancarse en la inversión durante una crisis señala que Arcor está tomando una postura activa para posicionarse mejor de cara a una eventual recuperación.
Perspectivas cautelosas: la esperanza en el rebote del PBI
De cara al futuro, Arcor anticipó que seguirá atenta al deterioro del poder adquisitivo y a la volatilidad de los mercados. No obstante, la compañía citó proyecciones de recuperación del PBI argentino del 4,3% en 2025, impulsada por las exportaciones.
La estrategia de Arcor es clara: mientras el negocio local sufre los embates de un ajuste que usa el precio como ancla, la compañía se refugia en su eficiencia operativa y en su liderazgo exportador. La esperanza de una mejora gradual en el negocio doméstico está atada al impacto de esa recuperación del PBI, una tendencia que Arcor está invirtiendo para poder capturar.
