Neurociencia felina: Cómo la oxitocina impulsa la conexión única entre humanos y gatos
Acariciar a un gato que ronronea activa la liberación de oxitocina, la “hormona del amor y la confianza”, en el cerebro tanto de la mascota como del dueño, fortaleciendo el vínculo afectivo y generando beneficios medibles en la reducción del estrés.
Oxitocina: el químico detrás del vínculo entre especies
A pesar de su fama de animales distantes, las investigaciones neurocientíficas recientes confirman que los gatos mantienen una conexión con sus dueños impulsada por la química cerebral, específicamente la oxitocina. Esta sustancia, conocida popularmente como la «hormona del amor», es el mismo compuesto neuroquímico que fomenta la confianza, el afecto y el apego en los vínculos humanos, liberándose en momentos de intimidad o contacto social positivo.
La oxitocina desempeña un rol crucial en la regulación del estrés y en los lazos sociales en muchas especies. Estudios previos habían establecido su importancia en el vínculo entre perros y sus dueños, creando un círculo virtuoso de afecto mutuo. Sin embargo, la ciencia está ahora poniendo el foco en los felinos, demostrando que este neurotransmisor es igualmente vital para la relación entre gatos y humanos.
La ciencia del ronroneo y las caricias
Los dueños de gatos a menudo reportan sentimientos de calma y alivio del estrés al interactuar con sus mascotas, testimonios que están siendo respaldados por la evidencia científica.
El efecto inmediato de la interacción
Un estudio realizado en Japón en 2021 demostró que breves sesiones de caricias incrementaban los niveles de oxitocina en los propietarios de gatos. En el experimento, se midieron los niveles hormonales en la saliva de los humanos después de interactuar con sus mascotas mediante contacto físico amistoso y un tono de voz suave, observándose un claro aumento de la hormona del vínculo en comparación con un periodo de descanso sin la presencia del felino.
El acto de acariciar al minino, especialmente cuando este ronronea, ha sido identificado como un desencadenante principal de este fenómeno químico.
Un estudio de 2002 descubrió que esta descarga de oxitocina provocada por el contacto suave con un gato tiene efectos fisiológicos directos: ayuda a reducir el cortisol (la hormona del estrés), lo que a su vez contribuye a disminuir la presión arterial e incluso puede mitigar la percepción del dolor.
La liberación mutua de oxitocina
Las investigaciones más recientes han identificado momentos específicos de interacción que provocan la liberación de la hormona en ambos cerebros. Un estudio de febrero de 2025 reveló que cuando los dueños acariciaban o abrazaban a sus gatos de forma relajada y respetuosa, la oxitocina aumentaba tanto en los dueños como en los gatos.
Los investigadores monitorizaron los niveles en los felinos y notaron que aquellos con un vínculo seguro que iniciaban el contacto (sentándose en el regazo o empujando con el hocico) mostraban un claro incremento de oxitocina. Cuanto más tiempo pasaban cerca de sus humanos, mayor era este aumento.
Apego y límites: la clave es el respeto felino
El estudio de 2025 también arrojó luz sobre cómo los diferentes estilos de apego de los gatos influyen en la liberación de la hormona.
- Gatos Evasivos: Aquellos que mantienen la distancia no mostraron cambios hormonales significativos tras la interacción.
- Gatos Ansiosos: Los felinos que buscan constantemente a su dueño, pero se sienten fácilmente abrumados por la manipulación, tenían niveles de oxitocina altos desde el inicio, y estos niveles descendían tras un abrazo o contacto forzado.
Este hallazgo subraya una lección crucial en la relación humano-felina: la hormona del vínculo fluye cuando las interacciones respetan la comodidad del animal. Cuando el gato se siente acorralado o forzado, el efecto positivo de la oxitocina es esquivo.
Comunicación sutil y confianza
Los gatos, a diferencia de los perros, utilizan señales más sutiles para comunicar seguridad y confianza. El gesto más conocido es el parpadeo lento, que los expertos interpretan como una «sonrisa felina». El ronroneo grave también es un pilar fundamental en la creación del vínculo, ya que no solo se ha asociado con la autocuración en los gatos, sino que en los humanos reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial, con la oxitocina mediando estos beneficios de calma.
