Los atentados del 11 de septiembre: 24 años de un ataque que redefinió la historia
Más de dos décadas después de la tragedia, el mundo aún reflexiona sobre el legado de los ataques del 11 de septiembre de 2001, una serie de eventos que transformaron la geopolítica global y la percepción de seguridad. La destrucción de las Torres Gemelas y el ataque al Pentágono marcaron el inicio de la “guerra contra el terrorismo” y la persecución de Al Qaeda.

El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos fue blanco de una serie de ataques terroristas que no solo dejaron casi 3.000 víctimas fatales y más de 25.000 heridos, sino que también reconfiguraron el orden mundial. Esa fatídica mañana, 19 terroristas de la red Al Qaeda secuestraron cuatro aviones comerciales, con la intención de estrellarlos contra objetivos emblemáticos del poder estadounidense. Los atentados del 11 de septiembre son considerados uno de los puntos de inflexión más significativos del siglo XXI.
La cronología de una mañana trágica
Los ataques comenzaron a las 8:46 a.m., hora local de Nueva York, cuando el vuelo 11 de American Airlines impactó la Torre Norte del World Trade Center, en el Bajo Manhattan. Este primer golpe sembró la confusión y el pánico, pero la magnitud de la tragedia se hizo evidente solo 17 minutos después, a las 9:03 a.m., cuando el vuelo 175 de United Airlines se estrelló contra la Torre Sur, confirmando que no se trataba de un accidente. Ambos edificios, íconos de la arquitectura y la economía, se derrumbaron en un lapso de menos de dos horas, provocando el colapso de otras estructuras en el complejo y daños colaterales en los edificios circundantes.
Casi simultáneamente, un tercer avión, el vuelo 77 de American Airlines, se desvió de su ruta y se estrelló contra el Pentágono, el cuartel general del Departamento de Defensa de Estados Unidos, en Virginia, a las 9:37 a.m. Este ataque causó un derrumbe parcial del edificio y demostró que la amenaza no se limitaba a Nueva York, sino que apuntaba al corazón mismo de las instituciones de poder.
El cuarto y último avión, el vuelo 93 de United Airlines, tuvo un destino diferente. Según las investigaciones, su objetivo era el Capitolio en Washington D.C., pero la acción heroica de un grupo de pasajeros, que se rebeló contra los secuestradores, obligó a la aeronave a estrellarse en un campo en Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 a.m. Aunque todos a bordo murieron, su sacrificio impidió que el ataque alcanzara un nuevo objetivo de alto perfil político.
Las secuelas de la tragedia y sus efectos a largo plazo
El saldo de víctimas no se limitó a quienes murieron ese día. Tal como señala Elizabeth Hillman, directora del Museo Memorial del 11S, el número de fallecidos por efectos en su salud a largo plazo, como enfermedades respiratorias y cáncer provocados por el humo y los escombros tóxicos de la «Zona Cero», ha superado el número de muertes originales. Este hecho subraya la magnitud de la tragedia y sus consecuencias prolongadas en el tiempo.
Como respuesta directa a los ataques, el entonces presidente George W. Bush declaró la «guerra contra el terrorismo». Esta iniciativa condujo a la invasión de Afganistán en 2001 para derrocar al régimen talibán, que había dado refugio a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda. La persecución de Bin Laden culminó casi una década después, el 2 de mayo de 2011, cuando un equipo de élite de las fuerzas especiales estadounidenses lo localizó y dio muerte en su escondite en Pakistán, en la Operación Lanza de Neptuno.
Bin Laden, en un video de 2004, se atribuyó la responsabilidad de los ataques, justificándolos como una represalia por el apoyo de Estados Unidos a Israel, la presencia de tropas estadounidenses en Arabia Saudita y las sanciones contra Irak. A pesar de su muerte, el legado del 11 de septiembre perdura en las políticas de seguridad global, la vigilancia masiva y el constante debate sobre las libertades civiles en un mundo post-atentados.
La memoria y el debate en la actualidad
A 24 años de los hechos, la conmemoración en la «Zona Cero» de Nueva York y en otros puntos de Estados Unidos sigue siendo un acto de duelo y recuerdo. Se leen los nombres de las víctimas y se guardan minutos de silencio en los momentos exactos de los impactos. Además, el “Tributo de Luz”, dos potentes haces de luz que se proyectan hacia el cielo, evoca las Torres Gemelas como un símbolo de resiliencia y memoria colectiva.
A pesar del consenso general sobre los hechos, el 11 de septiembre sigue siendo objeto de teorías conspirativas que cuestionan la versión oficial de los eventos y la muerte de Osama bin Laden. Estas teorías, que sugieren que la CIA o el FBI tenían conocimiento previo de los ataques, persisten en un esfuerzo por encontrar explicaciones alternativas a una de las mayores tragedias de la historia contemporánea. Sin embargo, los hechos y la evidencia histórica, sumados a las admisiones de los propios perpetradores, mantienen la narrativa principal como la más aceptada y documentada.