La Argentina cambió su mesa: El pollo ya es la proteína más consumida
El consumo de pollo en Argentina alcanzó un hito histórico, superando por primera vez a la carne vacuna como la proteína más elegida por los argentinos. Este fenómeno, impulsado por la pérdida de poder adquisitivo y la búsqueda de opciones más económicas, reconfigura los hábitos alimenticios del país. Carlos Sinesi, director ejecutivo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), detalla las razones detrás de este cambio, los precios actuales y el panorama del consumo de proteínas en el país.

El pollo se consolida como la opción más accesible en un contexto económico desafiante. Con un consumo de 47 kilogramos por habitante al año, la carne aviar se posiciona como el alimento básico en las mesas argentinas, ofreciendo una alternativa nutritiva y económica frente a los cortes vacunos.
El avance imparable del pollo: más allá del costo
La tendencia es clara: el pollo destronó a la carne vacuna y se convirtió en la proteína más elegida por los argentinos. Este cambio no es una casualidad, sino el reflejo de una compleja situación económica que empuja a las familias a optimizar sus presupuestos. Carlos Sinesi, director ejecutivo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), brindó detalles a la prensa que permiten comprender la magnitud de este fenómeno.
Según Sinesi, el consumo actual de pollo se sitúa en unos 47 kilos por habitante por año, una cifra sin precedentes en la historia argentina que, por primera vez, supera al consumo de carne vacuna. La razón principal de este liderazgo es su precio más accesible en comparación con la carne de vaca, un factor determinante en un escenario de caída del poder adquisitivo y contracción del consumo interno.
Precios y accesibilidad: un factor clave en la elección
Si bien los consumidores expresan a menudo quejas por las constantes subas de precios en carnicerías y supermercados, Sinesi aclaró que los valores de salida del frigorífico no son los mismos que los que finalmente paga el consumidor en góndola. No obstante, remarcó que se está realizando un seguimiento continuo de esta brecha.
En cuanto a los precios actuales, el kilo de pollo entero oscila entre los $3.000 y $3.600, dependiendo del punto de venta. La pata muslo, un corte muy popular, se encuentra alrededor de los $8.500 los 3 kilos. Para cortes más elaborados, como la suprema (deshuesada), el costo asciende a unos $7.500 el kilo. Sinesi también destacó la existencia de opciones aún más económicas como las alas o carcasas, que, aunque con menos carne, resultan ideales para caldos o sopas en hogares donde «cada peso cuenta».
El techo del consumo de proteínas y las perspectivas futuras
El análisis de Sinesi no se limita solo al pollo, sino que abarca el panorama general del consumo de proteínas animales en Argentina. Actualmente, la suma de carne vacuna, aviar y porcina alcanza un total de 115 kilos por habitante por año, una cifra que el director de CEPA considera un «techo». Esto significa que para que el consumo de alguna de estas proteínas crezca, otra debería experimentar una caída, o bien, se debería aumentar la exportación.
El contexto económico actual impone sus limitaciones al mercado interno. Sinesi fue enfático al señalar que el poder adquisitivo no permite pensar en un crecimiento del consumo. Por lo tanto, el futuro de la producción avícola en Argentina dependerá de dos factores clave: un aumento significativo de las exportaciones o una mejora sustancial de la economía local.
Finalmente, Sinesi subrayó el valor social del pollo como un alimento fundamental y accesible para las familias argentinas. Su capacidad de adaptarse a los diferentes presupuestos lo convierte en una opción nutritiva y económica que acompaña a los hogares día a día, especialmente en un contexto de restricciones económicas.