La inteligencia artificial en la vida de niños y adolescentes: oportunidades y riesgos
Más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes en Argentina utilizan herramientas de inteligencia artificial (IA), principalmente con fines educativos. Un informe de Unicef y Unesco revela que, si bien la IA ofrece amplias oportunidades de aprendizaje y socialización, también expone a los jóvenes a riesgos significativos como contenidos inapropiados, apuestas en línea y contacto con desconocidos, lo que subraya la necesidad de una mayor protección y acompañamiento.

El estudio «Kids Online Argentina» muestra una adopción temprana y creciente de la IA entre jóvenes de 9 a 17 años, con dos tercios de ellos utilizándola para tareas escolares. Esta tendencia refuerza la idea de que internet es una herramienta fundamental en el proceso educativo, con seis de cada diez encuestados buscando información en línea casi a diario.
Conectividad universal, desafíos persistentes
La investigación destaca que el 95% de los niños, niñas y adolescentes en Argentina tienen su propio teléfono celular con conexión a internet, con una edad promedio de inicio a los 9,6 años. Este acceso generalizado abre puertas al aprendizaje y al entretenimiento, pero también aumenta la exposición a entornos digitales que no siempre son seguros.
Aunque la conectividad en los hogares es casi total, persisten brechas socioeconómicas. En los sectores más vulnerables, el acceso a computadoras sigue siendo limitado, lo que restringe el desarrollo de habilidades digitales más complejas. El celular, en cambio, se ha universalizado como dispositivo de acceso a la web.
El informe también revela que el 83% de los niños de entre 9 y 11 años accedieron a su primer móvil antes de los 10, una tendencia mucho más temprana que en generaciones anteriores. Entre los adolescentes de 15 a 17 años, solo el 20% tuvo su primer celular antes de esa edad.
Oportunidades de aprendizaje y alfabetización digital
La mitad de los encuestados afirma haber aprendido algo nuevo navegando en internet, lo que subraya el potencial educativo de las herramientas digitales. Sin embargo, el 60% cree erróneamente que el primer resultado de un buscador es siempre el más confiable. Esto pone de manifiesto la urgencia de fortalecer las competencias críticas y digitales desde una edad temprana para fomentar un uso más discernido y seguro de la información.
Las prácticas digitales más frecuentes entre niños, niñas y adolescentes incluyen el entretenimiento, el aprendizaje y la interacción social. La mayoría utiliza al menos una o dos redes sociales y consume contenido en plataformas de video o streaming. Los videojuegos en línea también son populares, aunque con menor presencia entre mujeres y en sectores de bajos ingresos.
Los peligros ocultos de la web: apuestas, violencia y salud mental
El estudio expone preocupaciones significativas en torno a los riesgos digitales. Casi la mitad de los jóvenes reconoce un uso problemático del celular o internet, como la pérdida de rendimiento escolar o la dificultad para desconectarse. Alarmantemente, el 24% de los adolescentes (principalmente varones) ha apostado dinero en línea, incluso entre los 12 y 14 años.
Además, uno de cada diez niños acepta todas las solicitudes de amistad en redes sociales, y tres de cada diez se han encontrado con personas que conocieron en línea. De este grupo, el 3% tuvo contacto con adultos, lo que subraya la necesidad de políticas de prevención y protección más rigurosas.
En cuanto a la exposición a contenidos nocivos, casi dos tercios de los encuestados han visto publicaciones sobre cómo adelgazar o ganar dinero fácil por internet. Un 31% estuvo expuesto a contenidos que promueven la autolesión y un 27% a publicaciones vinculadas a ideas suicidas. Estos datos son una llamada de atención sobre la importancia del acompañamiento adulto, tanto desde el hogar como desde la escuela y el Estado.
Finalmente, la exposición a discursos discriminatorios, violencia y consumo de sustancias también está presente en el entorno digital. El informe concluye que la prevención y la mediación parental son cruciales, ya que el acompañamiento adulto reduce los riesgos y el impacto negativo de estas situaciones.