¡El termómetro se recalibra! La ciencia redefine la temperatura corporal «normal» y el umbral de la fiebre

Un nuevo estudio científico desafía el dogma de los 37°C como temperatura corporal estándar, revelando que el promedio podría ser más bajo y que factores individuales influyen significativamente en lo que se considera saludable.

Durante más de un siglo, la medicina se aferró a la cifra de 37°C como la temperatura corporal «normal». Este valor, establecido en el siglo XIX, se convirtió en una referencia casi inamovible para generaciones de médicos y pacientes. Sin embargo, una reciente investigación científica liderada por la doctora Julie Parsonnet, profesora de medicina y epidemiología en Stanford, pone en tela de juicio esta marca histórica, sugiriendo que el cuerpo humano ha experimentado sutiles pero constantes cambios térmicos a lo largo del tiempo.

El estudio, que analizó más de 600 mil registros de temperatura oral tomados en adultos, revela que no existe un único valor «normal» aplicable a toda la población. Los investigadores encontraron que variables como la edad, el sexo, el nivel de actividad física y el estado metabólico juegan un papel crucial en la determinación de la temperatura individual.

El origen del icónico 37°C se remonta a 1868, gracias al exhaustivo trabajo del médico alemán Carl Wunderlich, quien analizó un millón de mediciones de temperatura de unos 25.000 pacientes. Aquella cifra promedio se popularizó como un estándar de salud incuestionable. No obstante, la nueva investigación evidencia que incluso en aquel entonces existían variaciones significativas influenciadas por la edad, el género y la hora del día.

Tras el análisis de la vasta base de datos actual, el equipo de la doctora Parsonnet concluyó que la temperatura promedio actual se sitúa en torno a los 36,64°C. Además, establecieron un rango en el que se engloba el 95% de las mediciones consideradas saludables, que oscila entre los 35,95°C y los 37,33°C.

Estos hallazgos implican una reevaluación de lo que consideramos fiebre. Si bien el nuevo rango superior de normalidad se acerca al tradicional umbral de los 37°C, es crucial considerar la temperatura basal de cada individuo para determinar cuándo realmente existe una elevación significativa que indique enfermedad.

En definitiva, la ciencia actualiza un paradigma centenario. La temperatura corporal «normal» no es una cifra única, sino un rango dinámico influenciado por múltiples factores individuales. Este nuevo entendimiento nos invita a despedirnos de la rigidez del 37°C y a comprender la complejidad y variabilidad de la fisiología humana.