Cositorto ante la Justicia porteña por la megatrama de Generación Zoe: más de un millar de víctimas claman justicia
El líder de la organización, ya condenado en Corrientes, deberá comparecer en agosto por la defraudación piramidal que despojó de sus ahorros a más de 1.200 personas en Buenos Aires.

La sombra de la estafa piramidal de Generación Zoe se extiende ahora sobre los tribunales de la Capital Federal. Leonardo Cositorto, el rostro visible de esta organización que prometía rendimientos siderales a sus inversores, ha sido citado a indagatoria para el próximo 4 de agosto en el Juzgado Nacional Criminal N.º 1. La decisión, impulsada por el fiscal Marcelo Munilla Lacasa, marca un nuevo capítulo en el derrotero judicial del autodenominado gurú financiero, quien ya carga sobre sus espaldas una condena de 12 años de prisión dictada en Corrientes por hechos similares.
En esta causa que se tramita en Buenos Aires, la lupa de la justicia no se posa únicamente sobre Cositorto. Un grupo de colaboradores cercanos, identificados como Maximiliano Batista, Miguel Ángel Echegaray y Lucas Camelino, también deberán responder ante la ley por su presunta participación en la maniobra fraudulenta que dejó en la ruina a más de 1.200 ahorristas. La complejidad del entramado societario y financiero urdido por Generación Zoe exige una investigación exhaustiva para desentrañar el destino de los fondos y determinar el grado de responsabilidad de cada uno de los implicados.
La estrategia de Generación Zoe para captar incautos se basaba en la promesa de ganancias extraordinarias a cambio de la adquisición de una «membresía» con valores que oscilaban entre los 500 y 1.000 dólares. Para revestir de legitimidad sus operaciones, la organización difundía la falsa idea de contar con un sólido respaldo financiero internacional, supuestamente apalancado en el mercado de criptomonedas y el trading de activos digitales. Sin embargo, la realidad era bien distinta: la estructura carecía de cualquier tipo de sustento económico real y de la expertise necesaria en el volátil mundo de los activos digitales.
La oferta se complementaba con la venta de supuestos «robots» de inversión, herramientas que prometían automatizar las ganancias, y un sistema de incentivos para aquellos que lograran atraer nuevos inversores a la red. Este esquema ponzi, donde los pagos a los primeros inversores se realizaban con el capital aportado por los nuevos, estaba destinado a colapsar, dejando tras de sí un reguero de damnificados y sueños rotos.
A pesar del fallo condenatorio en Corrientes, Cositorto ha manifestado públicamente su intención de apelar la decisión judicial, argumentando una supuesta falta de fundamentación. Sin embargo, la nueva citación en Buenos Aires representa un frente judicial adicional que complica aún más su situación. La acumulación de pruebas y testimonios de las víctimas podría fortalecer la acusación y dificultar cualquier intento de eludir la justicia.
La investigación en la Capital Federal continúa avanzando, buscando esclarecer todos los ángulos de esta compleja trama que ha afectado a un número significativo de personas que confiaron sus ahorros en las promesas ilusorias de Generación Zoe. El juicio que se avecina en Buenos Aires se presenta como un desafío para el sistema judicial, que deberá garantizar un proceso transparente y justo para todas las partes involucradas, brindando una respuesta a las miles de víctimas que claman por justicia y la recuperación de sus pérdidas. La caída de Cositorto y su organización sirve como un sombrío recordatorio de los peligros de las promesas de enriquecimiento fácil y la necesidad de ejercer la máxima cautela al momento de invertir los ahorros.