El huevo, la nueva joya de la inflación

Los precios siguen trepando y el maple de huevos ya es una excentricidad gastronómica. Con aumentos del 35% desde diciembre, este alimento básico se convierte en el nuevo termómetro de una economía que no da respiro.

Cuando la remarcación es un deporte nacional

La economía argentina es como una montaña rusa sin frenos: cada semana, un producto distinto se convierte en la estrella de la remarcación. Esta vez, el turno fue para los huevos, que en solo siete días subieron un 15% y acumulan un alza del 35% desde diciembre. Las causas van desde la gripe aviar en Estados Unidos hasta el desabastecimiento local, pasando por el insaciable espíritu especulador de ciertos sectores. Mientras tanto, el ciudadano de a pie ve cómo su dieta se ajusta día a día.

La proyección inflacionaria en alimentos para marzo se estima en un 3,5%, aunque a esta altura parece un número optimista. Con cada ajuste de precios, la canasta básica se vuelve más una quimera que una realidad alcanzable.

El huevo de oro

Los productores apuntan a la gripe aviar en Estados Unidos como una de las principales causas del desbalance. Allí, el virus llevó al sacrificio de más de 60 millones de gallinas ponedoras, provocando una crisis que disparó el precio de la docena a 15 dólares. Y como en el mercado global todo está interconectado, la escasez se hizo sentir en Argentina, que hasta el año pasado importaba huevos de Brasil. Pero claro, ahora Brasil prefiere venderle a Estados Unidos, y aquí quedamos a la deriva.

«Argentina podría aprovechar esta crisis como una oportunidad, pero sin políticas que fomenten la producción y exportación, terminamos viendo cómo se nos escapa el negocio de las manos», explicó Juan Pablo Della Villa, de la cooperativa ECAS.

De alimento básico a producto de lujo

Los precios hablan por sí solos: el cajón mayorista de 360 huevos, que en diciembre costaba $47.000, ahora se paga entre $63.000 y $64.000. En las verdulerías, el maple que a finales del año pasado estaba entre $5.000 y $6.000, hoy no baja de $7.500 y en supermercados puede llegar a los $9.300. Ni hablar de los huevos pastoriles, que ya cotizan en torno a los $12.000.

En su comercio de Villa Crespo, Della Villa vio de primera mano cómo los aumentos se dispararon: «En diciembre los vendía a $4.800, ahora a $6.330. La suba fue brutal: más del 30% en tres meses y 15% en apenas una semana».

El factor soja y el impacto del clima

Pero aquí no termina la historia. Otro elemento clave en la ecuación es la quita de retenciones a la soja y el maíz anunciada en enero. Los productores ahora pagan más por estos insumos básicos, lo que se traduce en un encarecimiento del alimento balanceado para las gallinas. Y, como siempre, la cuenta la termina pagando el consumidor.

A eso se suman las condiciones climáticas extremas que afectan a las regiones productoras. «Las olas de calor de enero y febrero impactaron en las gallinas ponedoras, reduciendo la producción», explican desde el sector avícola. Como si faltaran excusas para justificar los aumentos.

Un consumo en alza (porque otra opción no hay)

En medio de este panorama, el consumo de huevos sigue creciendo. Con la carne vacuna convertida en un lujo impagable, muchas familias recurren a esta proteína «barata» para completar su dieta. Los argentinos pasaron de consumir 127 huevos por año en 2002 a 352 en 2024.

Mientras tanto, los negocios dedicados exclusivamente a la venta de huevos florecen en las ciudades, convirtiéndose en un símbolo de la nueva realidad económica: lo que antes era un producto básico, hoy amerita una tienda especializada.

Contrabando y especulación: los otros ingredientes de la crisis

Como si todo esto fuera poco, el contrabando también entra en escena. En el norte y el nordeste del país, las autoridades han detectado un incremento en el ingreso ilegal de huevos, lo que preocupa a la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA). Los empresarios del sector piden al Gobierno que refuerce los controles para evitar la circulación de mercadería informal y el riesgo sanitario que ello implica.

La inflación no da tregua

El huevo, alimento básico por excelencia, se ha convertido en un termómetro del caos económico. Cada aumento es un golpe más al bolsillo de los argentinos, que ven cómo su dieta se ajusta a un ritmo que ni la más estricta nutricionista recomendaría. Mientras algunos hablan de «oportunidades de mercado», la mayoría de los ciudadanos se enfrenta a la misma pregunta cada vez que va a comprar: ¿cuándo va a parar esta locura?