Día del Guitarrista: ¿por qué se celebra el 10 de marzo?
Cada 10 de marzo se celebra en Argentina el Día Nacional del Guitarrista en honor a Norberto "Pappo" Napolitano, pero, mientras se rinde tributo al rock nacional, el país desafina en su apoyo a la cultura y la música.

Hace 19 años que Pappo tomó su Gibson Les Paul y subió al escenario celestial. Desde entonces, cada 10 de marzo, su figura se convierte en bandera del rock argentino y, por extensión, de todos los guitarristas del país. Sin embargo, mientras se encienden velas y se desempolvan vinilos en su honor, el Estado afina cada vez menos en su compromiso con la cultura. Paradójico: celebramos la guitarra, pero le cortamos las cuerdas.
La ley 27.452, sancionada en 2018, estableció que el 10 de marzo sería el Día Nacional del Guitarrista en memoria del «Carpo». No podría ser de otra manera: el hombre que con su virtuosismo hizo rugir al blues y al rock nacional merecía su homenaje. Pero, ¿cuántos músicos pueden hoy seguir sus pasos en un país donde comprar una guitarra es un lujo y vivir del arte es casi una utopía?
El ajuste también desafina. Mientras la inflación arruina hasta los sueños más eléctricos, la industria musical sufre. Los precios de los instrumentos están por las nubes, los recitales pagan impuestos asfixiantes y los espacios culturales luchan por no bajar la persiana. En este contexto, el día del guitarrista suena a ironía.
Pappo fue un rebelde, un rockero sin filtros que, si viviera, tendría mucho para decir sobre la situación actual. Quizás, con su inconfundible tono, preguntaría: «Che, loco, ¡¿qué está pasando!?». Y la respuesta sería tan triste como evidente: la cultura no es prioridad.
El rock, como todo arte, es reflejo de la sociedad. Y en Argentina, ese espejo está roto. Los festivales luchan por mantenerse en pie, las bandas emergentes sobreviven a fuerza de autogestión y el acceso a la formación musical es cada vez más complejo. Mientras tanto, los discursos oficiales hablan de «ajuste necesario» y «orden fiscal», como si la música y la cultura fueran simples gastos a recortar.
El Día Nacional del Guitarrista es un justo homenaje a Pappo y a todos los que hacen vibrar las seis cuerdas en Argentina. Pero no alcanza con aplaudir su legado una vez al año. Si realmente queremos honrar la música, necesitamos políticas que la protejan y la fomenten. De lo contrario, la guitarra argentina seguirá sonando desafinada, con cada vez menos manos dispuestas a tocarla.