Justicia social: un desafío vigente en tiempos de desigualdad

En el Día Mundial de la Justicia Social, expertos y organizaciones advierten sobre el aumento de las brechas económicas y la necesidad de políticas públicas inclusivas para garantizar derechos fundamentales.

Cada 20 de febrero, el Día Mundial de la Justicia Social invita a reflexionar sobre la equidad, la inclusión y el respeto por los derechos humanos. Sin embargo, lejos de ser solo una fecha simbólica, este día expone las profundas desigualdades que persisten en el mundo y desafía a gobiernos, instituciones y ciudadanos a impulsar transformaciones reales. La creciente precarización laboral, el acceso desigual a la educación y la salud, y la concentración de la riqueza son algunos de los desafíos que aún obstaculizan la construcción de sociedades más justas.

La justicia social no se limita a la distribución equitativa de los recursos económicos; implica también garantizar igualdad de oportunidades y acceso a derechos básicos. En Argentina, las cifras oficiales muestran un panorama preocupante: según el INDEC, la pobreza afecta a casi el 40% de la población y la desigualdad en el ingreso continúa profundizándose. Las políticas públicas, lejos de revertir esta tendencia, enfrentan críticas por su falta de efectividad y su débil enfoque en la inclusión social.

Organismos internacionales, como la ONU, sostienen que la justicia social es clave para alcanzar sociedades pacíficas y sostenibles. Sin embargo, en contextos de crisis económica, como el actual, los sectores más vulnerables enfrentan mayores obstáculos. “Sin empleo digno y acceso universal a la educación y la salud, hablar de justicia social es una utopía”, señala Mariana López, socióloga especializada en políticas públicas.

El ámbito laboral es uno de los principales escenarios de desigualdad. La informalidad y la falta de acceso a derechos laborales básicos afectan a millones de trabajadores, mientras que las brechas salariales por género y región profundizan la inequidad. “Las políticas de ajuste tienden a recaer sobre los sectores más desprotegidos”, añade López.

El Día Mundial de la Justicia Social no debe reducirse a discursos conmemorativos. Es una oportunidad para exigir medidas concretas que prioricen la equidad y la dignidad humana en la toma de decisiones políticas y económicas. La construcción de sociedades más justas requiere un compromiso real de todos los actores sociales y un Estado presente que garantice derechos fundamentales. Solo así será posible transformar la justicia social en un principio activo y no en una simple consigna.