La caída de la natalidad en Argentina: un futuro con menos niños y más desafíos

La región latinoamericana experimenta una caída acelerada de la tasa de fecundidad, lo que plantea importantes desafíos sociales y económicos. Argentina no es la excepción, con una baja considerable en los últimos años.

En los últimos años, América Latina ha registrado una notable disminución en la tasa de natalidad, siendo una de las regiones con mayor descenso a nivel mundial. Argentina, en particular, ha visto cómo su tasa de fecundidad ha caído drásticamente, pasando de 777.012 nacimientos en 2014 a 495.295 en 2022, un descenso del 36%. Este fenómeno plantea desafíos no solo para el país, sino para toda la región.

El declive de la natalidad en Argentina sigue una tendencia generalizada en América Latina. De acuerdo con un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), países como Chile, Uruguay y Costa Rica ya cuentan con tasas de fecundidad de 1,5 hijos por mujer, mientras que en Argentina la cifra está apenas por encima de los niveles de reemplazo poblacional, que es de 2,1 hijos por mujer.

Una de las razones clave para este fenómeno es la mayor capacidad de control sobre la reproducción. En la actualidad, muchas mujeres tienen acceso a educación superior y participan más activamente en el mercado laboral, lo que ha retrasado el momento en el que deciden tener hijos. Martina Yopo, investigadora de la Universidad Católica de Chile, destaca que «en Chile, por ejemplo, el porcentaje de mujeres que se convierten en madres después de los 30 años se ha cuadruplicado en la última década». Este retraso en la maternidad está directamente relacionado con la reducción en la eficiencia reproductiva, lo que, en muchos casos, lleva a la necesidad de técnicas de reproducción asistida.

La caída de la tasa de fecundidad no solo tiene un impacto inmediato en la estructura demográfica, sino que también plantea preocupaciones a largo plazo. En muchos países de la región, incluida Argentina, se prevé que habrá una mayor cantidad de personas jubiladas en comparación con la población económicamente activa en las próximas décadas. Esto podría generar desequilibrios en los sistemas de seguridad social y de pensiones, y plantea interrogantes sobre la sostenibilidad económica futura.

El panorama global no es más alentador. Según el Banco Mundial, la tasa de fecundidad mundial ha disminuido de 5,3 hijos por mujer en los años 60 a 2,2 en la actualidad. Naciones como China, Italia y Japón ya están experimentando tasas «ultrabajas», con menos de 1,4 hijos por mujer, lo que ha llevado a varios gobiernos a implementar políticas para fomentar la natalidad, como subsidios por hijo o beneficios económicos para las familias que deciden tener más hijos.